martes, 15 de octubre de 2013

Crimen perfecto sencillito



Odiaba el colegio, pero amaba la lectura, sus lecturas. Con 14 años ya había leído casi todas las historias de Sherlock Holmes y un buen número de aventuras de Sandokán. Ellos eran sus maestros, Conan Doyle y Salgari, y no el sádico de Don Glorialdo. Angelín quería ser escritor de mayor.
Entró en el aula aprovechando que no había nadie por ser la hora del recreo, y sustrajo la vara de avellano de Don Glorialdo, la maldita vara que utilizaba para marcarles a varetazos las palmas de las manos y las piernas. Era parte de la "pedagogía" de aquellos tiempos, "la letra con sangre entra", junto con las asignaturas de religión y "formación del espíritu nacional"
Angelín tiró la vara al río. Sabía que al día siguiente Don Glorialdo acudiría al avellanar para proveerse de otra flexible y terrorífica vara. La mente "literaria" de Angelín había urdido un plan para librarse de su odioso profesor por los siglos de los siglos, amén. El introvertido adolescente ya odiaba como un adulto y tenía ideas propias para matar.

Don Glorialdo seleccionó la vara que le pareció más apropiada para su infanticida actividad, luego la cortó, no sin esfuerzo, y emprendió el camino de regreso al colegio, y entonces reparó en el mocoso que le observaba con descaro.
- Aguirremendieta, qué hace usted aquí, tan alejado del patio de recreo?!... Eh?!... Vaya, no me quiere contestar, qué bonito, eh, qué bonito!... Venga aquí ahora mismo, que va a estrenar esta vara de avellano!
Sabía la criatura que ya no iba a ser castigado por el monstruo docente, así que no tuvo reparo en burlarse de él.
- Ven tú a cogerme si te atreves, marica de playa!
- Pero... será posible tanta desfachatez?!... Ahora verás tú, Aguirremendieta!
El mal maestro inició la persecución del indomable alumno, vara en ristre y amenazándole con miles de castigos "ejemplarizantes"
Angelín llegó hasta la zona frondosa de argomas y hortigas y comenzó a bordearla por la parte más cercana al eucaliptal. Esta zona le era desconocida al maestro por no haber nacido en el pueblo ni vivir en él. ( Venía todos los días en su 600 desde la ciudad )
El rebelde se movió con mucho más cuidado al aproximarse al "punto crítico", pensando a cada paso en dónde ponía los pies. Por fin llevó a la bestia hasta donde se había propuesto. Y la bestia se creció en su orgullo al tenerlo tan cerca.
- Ya te tengo, animalejo, ven aquí!
Iba a echarle la mano al cuello cuando sintió que la maleza le engullía como si se tratase de arenas movedizas, pero a cámara rápida, todo sucedió en un plisplás. Veinte metros más abajo se encontró con la muerte, no en vano aquello era conocido como "la hoya de la muerte" En el fondo de la gran hoya yacían los cadáveres de burros viejos, perros maltratados y vacas enfermas no aptas para el consumo. Ultimamente habían arrojado los cuerpos de cinco cerdos afectados por la peste porcina africana que invadía España. Así que Don Glorialdo terminó sobre un colchón de viejos huesos y nuevos inquilinos en estado de descomposición.
El pequeño asesino volvió a colocar en su sitio los letreros que advertían del peligro, hundiendo en tierra el grueso palo que los sostenía. Seguidamente paso una bayeta por los letreros borrando sus huellas dactilares. "Elemental, querido Watson, je, je!" No se imaginaba la gran suerte que iba a tener porque nadie pensaría en acercarse allí a echar un vistazo, o quizá se lo pensaron y lo descartaron por considerar imposible que un digno maestro hubiese terminado en un lugar tan macabro.

Un par de semanas más tarde acertaron a pasar por allí el Sebastián y su sobrino Nemesio.
- No empieces con la misma cantinela, Nemesio, cómo se va a caer un tío ahí, joder?!, es que un maestro de escuela no sabe leer los letreros? Además, porqué coño iba a querer andar entre las zarzas?
- Y si le han tirado?
- Joder, ves tú muchas películas! Mira, si la guardia civil no ha venido por aquí, ellos sabrán porqué. Y no se te ocurra ir a darles ideas porque ellos no van  a bajar, eso te lo aseguro, nos obligarán a los del pueblo, como hacen cuando se quema el monte, que somos nosotros los que tenemos que apagarlo. Y poniéndonos en lo peor, Nemesio, si ese tío ha caído ahí, nadie le va a devolver la vida, así que quédate tranquilo.

Un montón de años después, cuando estaba en apogeo el boom de la "burbuja inmobiliaria", la zona en la que se ubicaba "la hoya de la muerte" fue recalificada, pasando de zona rural a ser zona urbanizable, y todo para beneficio y disfrute de media docena de especuladores. "La hoya de la muerte" fue cubierta de tierra y pedruscos para poder edificar encima, quedando definitivamente sellada la "cámara mortuoria" del maestro Don Glorialdo.

Pero, qué fue de Angelín?... Si les interesa saberlo, mañana tendrán ustedes cumplida respuesta en la parte final de este relato. Gracias por su atención.

7 comentarios:

  1. ¡Anda con el niño! ¿Será un etarra de mayor? Madera no le falta.

    ¡Hasta mañana!

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  2. Hola!, lo de las "ortigas" u "hortigas" lo tenía en duda, consulté en google y venía más por "hortigas", así que esta es la que elegí.
    Pues no, no será un etarra, je, je, ahora voy a batallar otra vez con el sistema. Ayer fue una gozada terminarlo en el Instituto Cervantes, iba de maravilla, y la cosa es que podría ir todos los días, pero la putada es que tengo que desviarme como un kilómetro.
    Buen día!

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    1. Bueno, es que Google es un nido de semianalfabetos, se lo aseguro, porque si consulta un diccionario de papel verá que es ortigas sin hache. Al menos en español.

      Hombre, un kilómetro no es nada si vale la pena porque perder el tiempo donde no se puede hacer nada es peor y muy frustrante.

      ¡Buen día!

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  3. Pues nada, se jodió todo otra vez, me ha dejado tirado con el post a medio hacer, se ha negado a seguir y además tampoco funcionaba lo de guardar, así que he perdido el tiempo y el post. La putada es que los ordenadores del colegio van muchísimo peor, que ya es decir, se niegan a publicar los post y a mandar emails, y a mi no me apetece hacer un kilómetro extra todos los días hasta el Instituto Cervantes. He preguntado aquí a una empleada y no tiene ni puta idea. Adios al blog!

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    1. ¿Se va? ¿Lo deja? No me fastidie, hombre. Usted es un bravo guerrero. ¡Y le ordeno tajantemente que siga! ;D

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    2. No es lo que yo quiera, ya lo sabe usted. Rizando el rizo voy a intentar poner un post a la semana o como mucho cada dos días, yéndome un día semanalmente al Instituto Cervantes y otro a la biblioteca de mi barrio, aunque tiene el mismo problema, pero a veces me ha dejado. Es posible que no cumpla con lo que digo todas las semanas porque ya han empezado las lluvias en plan fuerte y me está atacando con fuerza el sueño y un embotamiento de cabeza que me deja sin ganas de nada, es cosa de la puta diabetes y de la puta mierda de la edad.

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    3. Mañana intentaré poner el final de "Crimen perfecto sencillito" en la biblioteca del barrio, pero no garantizo nada. Hay que joderse, esto es una lotería, te toca publicar o no te toca.

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