sábado, 20 de julio de 2013

Una mariconada inglesa



Primer tiempo

Luciano y su esposa Virtudes hablaban con preocupación de su hijo Leovigildo.
- Me intriga mucho lo que ocurre, Luciano. No es normal que Leo desaparezca todos los domingos y no lo veamos hasta caer la tarde.
- El chico tiene buen color, come bien y en la fábrica trabaja como el que más. Ya ha cumplido los quince, Virtu, y se supone que no quiere hablar de todo con nosotros, ya no es un crío.
- Pero ni siquiera una palabra para tranquilizarme, aunque sea a mi que como madre sufro lo mio?... Ay, Luciano, que esto no me gusta nada!, cuando oculta tanto sus andanzas es que no puede ser nada bueno.
- Ca, mujer, a lo mejor es que tiene ya una novieta y le da vergüenza decírnoslo.
- Oye, Luciano, pues ahora que hablas de eso... no nos habrá salido el chico...
- Maricón?!... Cagüen la hostia, ni lo mientes, Virtu, que si me entero yo de tal... me cagüen!...  que le rompo la cabeza con una maza!... Yo, "Luciano el Bravo", con un hijo maricón?!... No será verdad, cagüen el copón divino!






Descanso

De común acuerdo con la sufridora Virtudes, Luciano decidió espiar a su hijo Leovigildo el siguiente domingo. Le siguió de lejos, pero sin perderle de vista, hasta un lugar en donde el muchacho se reunió con otro montón de muchachos. Los había de diversas edades, entre los catorce y los dieciocho años. Al principio no encontró explicación a lo que vieron sus ojos, pero poco a poco se fue enterando. Era un juego.







Segundo tiempo

- Es un juego, Virtu, una solemne estupidez de juego, pero un juego a fin de cuentas. Nuestro hijo no es maricón, gracias a Dios, ni tampoco los que están con él, les conozco a todos y son tíos muy machos, pero el juego sí es una mariconada.
- Sí debe serlo, Santo Cielo, porque me has dicho que juegan en calzón corto.
- Sí, un calzón cortito y, claro, están con las piernas al aire. Desde las rodillas para abajo se les ven las piernas.
- Jesús, José y María, y en plena calle!
- No, en el prado del tío Eleuterio. La cosa es que se forman dos bandas que luchan por un trozo de cuero inflado en forma de bola. La gracia es que sólo pueden tocar la bola con los pies, je, je!, la llaman "balón", menos dos de ellos que están en los extremos del prado y se les permite agarrar el "balón" con las manos para que no pase por entre dos postes que hay clavados. Es una mariconada que les han enseñado los marineros de los barcos ingleses.
- Luciano, tienes que hablar muy seriamente con Leovigildo y prohibirle que nos ponga en ridículo ante todo el pueblo.
- Bueno, en este caso está todo el pueblo en ridículo porque allí vi a todos los chavales del pueblo.




  


Primer tiempo de la prórroga

Y el bueno de Luciano habló "de hombre a hombre" con su vástago Leovigildo.
- Mira, a mi me parece una tontería y se pasará de moda como todas las tonterías, pero tu madre está sufriendo porque no le gusta que te pongas en calzones para patear una bola.
- Es un "sport", padre, lo practica mucha gente en la Inglaterra y se conoce como "football", y a mi me gusta mucho.
- Oye, te invito el domingo a los toros, qué te parece?, eso sí que es superior, hijo mio, una gloriosa tradición española!
- No, padre, es mi único día libre y prefiero ir a jugar al "football"
Don Luciano pegó un puñetazo en la mesa.
- Me cago en los putos ingleses y sus mariconadas!... Vas a matar a tu madre a disgustos, mal nacido!







Segundo tiempo de la prórroga

Pero Doña Virtudes vivió 93 años y hasta esa fecha vio muchos "matchs" de "football" y admiró la destreza con que su hijo se movía por el prado y por otros campos persiguiendo el balón y metiéndole "goals" al "goalkeeper" Y Luciano entonces se enfadaba con ella: "Vamos a ser la vergüenza del pueblo, Virtudes, una mujer asistiendo al "football!"

Estábamos a principio del siglo XX, el "football", un nuevo vocablo formado con las palabras "foot" y "ball", pie y bola, pronto se castellanizó como "fútbol" y tuvo una grandísima aceptación. Al contrario de lo que pensaban Don Luciano y otros, la moda no fue pasajera. Lo demás ya es historia y ustedes la conocen muy bien. Pero los viejos de todas las épocas, siempre verán con recelo, o con abierto rechazo, las modernidades que causan furor entre los jóvenes.







8 comentarios:

  1. Todos los principios son dificiles. Larga gloria al soccer

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  2. Je je je... Es la eterna historia, no sólo generacional, sino también a nivel de matrimonio. Primero es la madre la que no lo acepta, pero cuando lo ve, cambia completamente y se entusiasma, y entonces es el marido el que se sube por las paredes, recriminando a su mujer ser una forofa, ¡juas!

    Ahora son los padres de los chavales -de uno y otro sexo-, los que asisten a los partidos y la lían parda, no sólo insultando al equipo contrario, sino encima, dando istrucciones a sus respectivos hijos, como si el entrenador no existiera.
    Tuve muchos problemas con esto siendo Delegada de Deportes del colegio de mi hijo. Llegué a expulsar a una entrenadora cuando supe que al final de un partido preguntó a los chavales si el padre de alguno de ellos llevaba un martillo en el maletero del coche "para romperles los vidrios a los del equipo contrario".
    Me costó mucho porque el Área de Deportes del Ayuntamiento se negaba a mi petición, ¡pero qué mierda!, la responsable era yo y no transigí en mantener a esa salvaje a cargo de los niños. Me quedé sin entrenador a mitad de curso, el Área de Deportes no me facilitó otro, con la excusa de que ya estaban todos trabajando en sus respectivos equipos.
    Mi "Caballero del Cinturón Negro" acudió en mi rescate. El profesor de kárate accedió a entrenar al equipo -sin cobrar, porque quien pagaba al entrenador de fútbol era el Ayuntamiento-, y lo cierto es que era mucho mejor que la burra aquella, les hizo prácticar una táctica estupenda para marcar gol desde la banda. Todo estaba coordinado como en una coreografía, cada jugador (también había niñas, por la categoría), tenía su puesto y su misión. Fuimos campeones.
    En casa tengo dos enormes copas ganadas por mi hijo como máximo goleador. Era un crack.
    Después de esto hice un curso de entrenador, ¡juas juas! Ya no se me volvería a colar ningún impresentable.

    ¡Hasta el lunes!

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  3. Larga gloria y muchos millones para muchos que antes fueron pobres!

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  4. Razón tiene usted, Doña Leona, no lo he vivido de cerca pero si he visto algún partido de niños porque mi sobrino era futbolista infantil, y la verdad es que hay padres y madres energúmenos que lo que enseñan a sus hijos no es la "muy sana práctica" de un deporte, sino a competir como si estuviesen en una guerra y al insulto permanente a los contrarios y al arbitro.

    Seguro que fue usted una excelente entrenadora!

    Bienvenida al lunes!

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    1. Yo lo he vivido desde distintos frentes, porque también jugaba en el club deportivo de la urbanización. Mi hijo y yo -en distintas categórias, por supuesto-, jugábamos las 24 horas de fútbol sala. Mi hija era de voleibol, tanto en el instituto como en el club.
      Hemos sido buenos deportistas, de esos "sanos", de estrechar la mano al vencedor cuando tocaba y ganamos muchos partidos. El recibidor de mi casa está atestado de copas y galardones en varios estantes. Fútbol, voleibol, natación, petanca... Incluso teatro y majorettes por mí, je je je...

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    2. Por cierto, cuando empecé, en el primer partido, estaba en el campo, dando instrucciones, cuando me veo al lado a una madre. Una puñetera que se puso a dar instrucciones en mi lugar. Asombrada, le dije que ella no podía estar en el campo. "¿Por qué?", me desafió. "Porque al campo sólo pueden bajar el entrenador o el delegado de deportes". "¿Y qué tengo que hacer para ello?". La tía era cortita, evidentemente. "Pues, para delegada de deportes no puedes porque lo soy yo. Y si quieres ser entrenadora, tienes que hacer un curso".
      Volvió a las gradas con cara de mala leche. Esta me dió muchos problemas, muchos.

      Como digo, fue el primer partido del curso y la TV-Hospitalet me entrevistó antes de empezar. Fue pelín problemático porque sólo habían envíado a un cámara y anda, que cualquiera lee los labios a alguien amorrado detrás del enorme mamotreto, ¡juas!
      Por fortuna estaba el padre de mis hijos allí y se puso junto al cámara para ir diciéndome lo que me preguntaba. Hubo que hacer varios cortes, lo sé, pero acabaron montándolo muy bien. Recibí efusivas felicitaciones de miembros del Ayuntamiento por mis respuestas. Dije que enseñaba a los chavales a participar y que ganar no era prioritario, que si ganábamos, bienvenido fuera, pero que lo importante era prácticar deporte y aprender a saber ganar y perder con elegancia. Esto les gustó mucho a los del consistorio. ¡Anda que si hubieran entrevistado a la medre esa...! ¡Ja ja ja!

      Ese partido lo perdimos, pero me acerqué a estrechar la mano del entrenador contrario y... le aseguro que se quedó a cuadros, como si yo fuera una marciana. ¡Señor!

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    3. *la madre esa, no medre.
      Cosas del teclado.

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  5. No cabe duda, dio con una tonta, y las tontas suelen ser marisabidillas para hacer bueno el dicho "la ignorancia es lo más atrevido"
    Pues la señora en cuerstión ardería de rabia por no ser ella la "estrella televisiva"
    Estupendo, sin duda, que usted aprovechase la entrevista para aleccionar a los televidentes en el buen uso del deporte. Siempre me ha gustado Guardiola porque su máxima ha sido que los futbolistas a sus órdenes disfruten haciendo un buen juego.

    Mente sana en cuerpo sano!

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