jueves, 25 de julio de 2013

Un alto en el camino interminable



- Soooooo...!!
Se detuvo la marcha. Frenaron las tres carretas. Los viejos mulos y los rocines lo agradecieron.
- Aquí mismo lo haremos - dijo el jefe de la troupe.
Entre varios cavaron una fosa. Las mujeres lloraban.
- Traed el cuerpo - gritó el mismo hombre.
El cuerpo era pequeño y apenas pesaba. El hambre y la edad le habían dejado en los huesos. La enfermedad terminó rematándole.
Lo introdujeron en la fosa con cuidado. Algunas mujeres dijeron un rezo que se sabían a medias, aprendido en los días en los que se metían en las iglesias disfrazadas de beatas para que no las descubriesen.
Algunos hombres blasfemaron.
El hombre que les mandaba pronunció unas palabras antes de echar tierra sobre la fosa.
- No nos han dejado enterrarte en sagrado, Rogelio, pero tú eres más sagrado para nosotros que todos los monjes, frailes, cardenales y papas juntos, y que todas las malditas iglesias y catedrales del mundo. - Elevó la voz - Tú has sido el más grande maestro de comediantes y la mejor persona que hemos conocido. Descansa en paz, Rogelio, que a lo mejor hay un Dios que nos quiere y que está por encima de todos estos cuervos ensotanados. - Cambió el tono de voz para ordenar: - Hala, ya podeis echarle la tierra encima. Y vamos espabilando que aún nos quedan tres leguas para Villar de La Virgen.
- Mal me suena a mi ese nombre, no sé si nos permitirán trabajar. - Murmuró un cómico viejo.
- No hay otro pueblo más próximo que nos libre de las lluvias del noroeste - respondió el cabecilla - y alguien se acercará si acampamos a una legua.
- Que Dios nos proteja! - exclamó una mujer, y algunos la miraron mal.
Y las carretas se pusieron en marcha - "Arre, mulo, arre!" - rumbo a ningún lugar del mundo y tragando leguas a todas partes, rodando hacia el futuro, hacia nuestros días y mucho más allá en el tiempo, con su cargamento de historias imaginadas en hechos de la propia vida.
"Ay, mísero de mi!, ay, infelice!... apurar cielos pretendo ya que me tratais así... qué delito cometí contra vosotros naciendo?!...!

A todos los cómicos y cómicas... de la legua y de los tiempos que corren.

4 comentarios:

  1. Pero los cómicos viven un momento dulce, nunca se ha trabajado tanto gracias a la televisión. Cierto que el teatro y el cine están moribundos.

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  2. No deja de ser "un momento dulce" para una monoría, aqunque sí es cierto que hay más posibilidades en televisión, aunque antiguamente las había en teatro.

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  3. El monógolo de Segismundo me encanta, me lo conozco de memória y me gusta declamarlo mentalmente, es una maravilla.

    Ni televisión ni cine ni mierda, el teatro es el hogar del comediante, su sustento como tal. ¿Qué son el cine y la televisión? Majaderías torticeras que engañan. Un actor que se precie de tal ha de dar la cara ante el público, no hacer tomas y más tomas hasta que "salga bien". ¡Chanchullos! Esos no son actores, son simples trabajadores de una cadena de producción, como fabricar bobinas o neumáticos.

    Conste que valoro su trabajo ante las cámaras, pero creo que estará de acuerdo conmigo, Iñaki, porque sé que a usted le gusta más el teatro, la raíz del actor.

    Su entrada está muy bien, me gusta. Es un relato como miles en la Historia de la Humanidad.

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  4. Yo también me lo sé de memoria y lo he recitado en más de una ocasión. En casa de mi ex debe seguir la foto en la que aparezco caracterizado de Segismundo recitando en el Teatro de la Cultura Francesa de Lieja, Bélgica, para la colonia de emigrantes españoles.

    Tiene usted razón en todo lo que dice, pero el verdadero "sustento" está en lo audiovisual, en el teatro pagan una mierda. Esta frase, hartamente repetida, define muy bien la ubicación del actor en el mundillo farandulesco: "El teatro es el arte de los actores, el cine lo es de los directores y la televisión de los guionistas"

    Buen fin de semana!

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