martes, 25 de junio de 2013

Un cuentecillo para creyentes



El niño quería volar. El niño soñaba con volar. El niño estaba loco por volar. Y quiso hacerlo a su manera, como lo había visto en el cine. Aquella tarde introdujo la bicicleta en la habitación sin que le viesen sus padres y esperó a la noche. Cuando su madre le ordenó que se fuese a la cama, lo hizo sin rechistar, cosa rarísima. Sin miraron padre y madre ante la novedad, pero no dijeron una palabra, y es que la película de la tele estaba muy interesante.
El niño entró en su cuarto, subió la persiana hasta arriba, abrió la ventana de par en par y acercó la bicicleta. Quería descubrir qué tal se lo pasa uno volando en bicicleta, como los niños que salen en ET. Ayudándose de una silla, subió la bicicleta hasta el marco de la ventana, su pequeña bici de ruedines, dejando asomada al exterior media bici, la parte del manillar. La bici se movía mucho y amenazaba con irse sola si dejaba de sujetarla. Con grandes dificultades, sin soltar una mano de la bici, logró ponerse en pie sobre el marco de la ventana. Fue a poner una pierna por encima para montarse y... bici y niño cayeron al vacío. Siete pisos. Muerte segura... si Dios no lo remedia. Y en una situación así, Dios no suele estar para nadie. Pero a veces su clase de tropa tiene un detallito, sobre todo si se trata de niños. Así que su ángel de la guarda decidió intervenir. El niño aún no había cumplido los siete años ( la edad del "uso de razón" para la primera comunión ) y aún tenía derecho a un ángel de la guarda personal en intransferible.
Con su magia divina, el ángel sentó al niño en el sillín e hizo que sus piernitas pedaleasen sobre la city nocturna. Jo, qué maravilloso era todo!... Miles de puntitos de luz bajo sus pies, la ciudad entera como jamás la había visto!... El niño estaba fascinado, y además volaba más alto que los niños de ET e incluso que Mary Poppins. Era una altura de Superman!




La madre entró en la habitación del niño a darle un beso y quedó horrorizada ante lo que vieron sus ojos. La ventana estaba abierta completamente y... Lanzó un grito horrísono y a punto estuvo de lanzarse ella también por la ventana. "El niño ha volado", y esta vez la frase no era un eufemismo, pero jamás convencería el niño a sus padres de tan fantástica realidad, como veremos a continuación.
Lloraban desgarradoramente los padres cuando sonó el telefonilo. Era un policía: "Buenas noches, traigo a un niño con una bicicleta, dice que vive aquí"
Indescriptible por emocionante fue la escena del recibimiento del niño, y hasta llegaron a creerse por unos momentos la "versión" que este les dio. Oh, un milagro!... Pero se impuso la "cordura" y pronto ataron cabos porque los datos encajaban: En una pausa publicitaria de la película que estaban viendo, la madre recogió platos y vasos y fue a la cocina en donde permaneció un rato. Y, justo en esos momentos, el padre se durmió ante el televisor, y el pequeñuelo aprovechó la coyuntura para atravesar el salón con su mini-bici, alcanzar la puerta de la calle y abrirla y cerrarla sigilosamente.
En los días siguientes la madre tuvo que ponerse muy seria: "No se miente, Jesusín, no se miente!... Los niños y las bicicletas no vuelan. Si sigues diciendo esa mentira no te va a querer tu angelito de la guarda"

Tampoco le dio ningún crédito a la Condesa de Valdehiguera, tertuliana de los programas de televisión basura, borrachina empedernida y "experta en el Más Allá", cuando contó que, estando en su ático tomando el fresco, vio pasar a un niño pequeño volando en bicicleta.
- Tomando el fresco o tomándote el cuarto whisky doble de la noche?... No nos vengas con pendejadas, condesa, que ya no sabes qué coño inventar para llamar la atención. - La espetó el malévolo periodista "del corazón" Floro Santaverga.

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