martes, 11 de junio de 2013

El final de una gran historia



Fidelio, un enano de los más pequeños con un cipote de los más grandes, había embarazado al infeliz Bernabé en esta loca aventura, y por tal razón... Perdón, me he equivocado, quiero decir que había embarcado al infeliz Bernabé en esta loca aventura, y por tal razón él había de ser su salvador y no otro.
Estudió los movimientos del salvaje durante dos largas jornadas, hasta llegar a la certeza de que este sólo se separaba del fermoso Bernabé para cagar, y acuclillabase en tal cometido junto a unos matorrales a diez u once varas de donde dormían y comían. ( "Vara": medida de longitud medieval. Qué comían?: Aún les quedaban algunos trozos de Bwgongo y yantábanlos asados, muy hechos, y aunque en un principio a Bernabé le daba repulsión, no tuvo otro remedio que nutrirse para no morir de hambre )
Así pues, el audaz Fidelio esperó el momento de la próxima defecación del salvaje para destruirle. Sor Casta y Sor Aparicia estuvieron durante un día preocupadísimas porque el enano les había dicho que al señor arzobispo le estaba dando por culo un negro feroz; más tarde lo desmintió diciéndoles que no había tal arzobispo, que todo había sido una patraña para salvar a su amante Bernabé, pero que ellas no podían acusarle de nada porque habían pecado contra el sexto mandamiento y a lo mejor estaban preñadas e iban a parir hijos de enano y monja. Pues, en suma, que estaban todos en el ajo, a no ser que ellas quisiesen retornar a la abadía para que las castigasen duramente y se pasasen el resto de sus vidas sin follar. Y contoles que él tenía grandes planes de futuro, pero que era menester salvar primero al cautivo y atormentado Bernabé.

Y el momento de la verdad llegó. Fidelio aguardó agazapado en el matorral la llegada del negro. Llegó este y acuclillose para expulsar la mierda de su cuerpo, que aún faltaban centurias para que se inventasen los tronos de Roca con sus pertinente cañerías de evacuación.
Surgió Fidelio de entre el matorral con un pedrusco muy gordo en sus manos. La cabeza del negro acuclillado aún le sacaba algunos centímetros, tal que el enano hubo de ponerse de puntillas para descargar el gran pedrusco sobre la cabeza del defecador. Hala, pedruscazo en el coco!...
El negro no se movió, siguió cagando. "Coño, lo ha tenido que sentir!", dijose el hombrecillo. Y vio entonces horrorizado como el negrazo imponente se volvía hacia él y le miraba con ojos de odio, con ojos de zombi!

Qué está ocurriendo, temblorosos lectores?!...

Que nadie se pierda el próximo y definitivo episodio titulado...

"El final de una gran historia II y Epílogo"

4 comentarios:

  1. Estamos ante el final infinalizable, jejeje

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  2. ¡La pusimos de oro! ¿Un zombi que come, caga, folla y siente odio? Vaaaleee... me callo, me callo. :D :D :D

    Espero mañana el desenlace de esta apasionante historia, que igual nos sorprende usted con Maximina empuñando la flamígera espada de Gabriel, ¡juas juas!

    ¡Risas, lo mejor para la salud! ¡Y gratis!

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  3. No, no, Don Jota Uve, nada hay "infinalizable", todo termina tarde o temprano, y yo prefiero que sea temprano para escribir otras cosas.
    Buen día!

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  4. Gracias, Doña Leona!...
    The laugh is the best medicine!
    Que tenga un buenísimo día!

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