sábado, 27 de diciembre de 2014

En dos tiempos.









2.015

- Al comenzar el curso escolar 1.960-1.961 dejó de pegarte. Tenías entonces 8 años.
- Y por qué ese cambio?
-  Ahí quería llegar. Fuiste tú el que se lo impidió.
- Yo?!! - Acisclo dio un bote en la butaca en la que estaba sentado. - Caray, yo tenía ocho años, cómo iba a conseguir que aquella sádica que dejase de maltratarme?...


1.960

La "sádica" era la profesora de su escuela, la "señorita Fernanda", una mujer tan autoritaria como avinagrada que ejercía su docencia bajo la máxima de "la letra con sangre entra" Todos los niños eran objeto de su sadismo, pero el que se llevaban más tortazos, pellizcos y tirones de orejas era el infeliz Acisclo, cuya única culpa para recibir este trato era la de ser hijo de un "rojo" La señorita Fernanda, una solterona reprimida, formaba parte del equipo de aguerridas falangistas que obedecían órdenes directas de Pilar Primo de Rivera, la hermana del cabecilla de los pitoleros fascistas españoles.


2.015

En 1.960 te convertiste en otro niño, fuiste librándote de los miedos que te había metido en el cuerpo aquella "maestra nacional", que es como se llamaban entonces los docentes, maestros y maestras, individuos e individuas con libertad para martirizar a los niños, aunque no todos fueron violentos. Y en los colegios de curas, que eran casi tan numerosos como las iglesias y contaban con todas las bendiciones del regimen, pues por algo el alto clero ayudó al tirano en su "cruzada", se hacía un doble juego, violencia y pederastia, es decir, violencia y violencia. Pero centrémonos en tu caso, Acisclo. Un día de Agosto de 1.960 pusiste fin a aquella situación de maltrato.
- Me tiene muy intrigado, mi general.


1.960

El hombrón de anchas espaldas caminaba lentamente hacia su objetivo. El barrio estaba muy cambiado, aunque, a fin de cuentas, era como él lo conoció en otro tiempo.
En un momento dudó si iba en la dirección correcta y decidió preguntarle a un hombre con muletas con el que iba a cruzarse en ese momento.
- Perdón, caballero, podría decirme si voy bien por aquí a la calle Mártires de la Cruzada?
- Sí, señor, siga usted todo recto y enseguida la encontrará. Es la primera a la derecha.
- Muchas gracias.
- De nada, vaya usted con Dios!
Siguió caminando y se hizo una jocosa reflexión: "Lo de "vaya usted con Dios" y el escapulario que le colgaba, inclina a pensar que no es un "puto cojo rojo" sino un "glorioso caballero mutilado", osea, uno al que faltó poco para convertirse en "mártir de la cruzada"
Cinco minutos después estaba ante la puerta del domicilio en donde debía llevar a cabo su misión. No pudo evitar un hormigueo en el estómago cuando pulsó el timbre.


2.015

El general Restituto García, director del "Proyecto Memoria", continuó dirigiéndose a su subordinado, el coronel Acisclo Seijas.
- Como bien sabes, en el equipo "Almirante Colón", integrado por los mejores físicos y matemáticos de nuestro país, a los cuales me honro dirigir, hemos logrado unos avances muy importantes. La máquina "Nao Santa María" ya ha realizado con éxito dos viajes en el tiempo. Hemos estado con los Reyes Católicos en la toma de Granada y en el primer auto de fe de la Inquisición, pero tan sólo como observadores a distancia, sin ser detectados por los seres de esa época. Acisclo, tú vas a ser el primer hombre que se haga visible en el pasado, un pasado mucho más próximo que el de los Reyes Católicos. Hemos decidido que vuelvas a pisar la tierra que pisaste a tus ocho años.
- Pero... eso implicaría una "paradoja", no puedo compartir espacio con el Acisclo de ocho años.
- No lo compartirás, él estará de vacaciones cuando tú llegues, a cuarenta kilómetros de distancia. Recuerda que viajarás a Agosto de 1.960, el momento crítico de tu evolución personal, Sin embargo, sí se crearía una terrible paradoja si no lo hicieses, pues tú ya has hecho este viaje, lo hiciste hace 54 años.
- Lo entiendo, son muchas las "cuerdas temporales" y ahora debo atar esa "cuerda" para evitar la paradoja.
- Exacto, o dicho de otra manera: para que no se altere tu presente, osea, la "cuerda" en la que ahora estamos. Podrías incluso haber muerto en manos de aquella sádica. Aunque parezca increible, vas a vivir una situación que ya has vivido.


1.960

No pudo evitar un hormigueo en el estómago cuando pulsó el timbre. La "señorita Fernanda" le observó por la mirilla antes de abrir. Aquel hombretón trajeado, bien peinado y bien afeitado, le inspiró confianza. Abrió.
- Qué desea?
A pesar de haber recibido el conveniente apoyo psicológico antes de embarcarse en la "Nao Santa María", no cesó el hormigueo en el estómago cuando tuvo enfrente a su antigua maltratadora.
- Deseo que deje de hacer daño a su alumno Acisclo Seijas.
- De qué me está hablando?
- Escúchame, hija de puta, como le vuelvas a poner la mano encima al niño del que te estoy hablando o a cualquier otro niño, vuelvo y te doy una paliza de la que te vas a acordar mientras vivas!
- Márchese ahora mismo o aviso a la Guardia Civil!... Está usted loco!
- Yo soy la Guardia Civil!... - Acisclo puso ante los ojos de la víbora su placa de comandante de la Guardia Civil, una placa que el Museo del Ejercito le había facilitado al "Proyecto Memoria" - Y no pierdas el tiempo avisando a tus colegas falangistas porque lo llevas de culo; limítate a hacer  payasadas con los coros y danzas y deja vivir en paz a los niños, estamos?!
- Ante el silencio de la "maestra nacional", el "guardia civil" elevó el tono: - Estamos?!!...
- Sí, sí, si!... - tembló la arpía. El coronel Acisclo Seijas dio media vuelta y bajó las escaleras que le conducían a la calle. Dentro de quince días volvería a la escuela el niño Acisclo para llevarse la gran sorpresa de su vida: La señorita Fernanda ya no pegaba.

2 comentarios:

  1. Estupendo viaje en el tiempo, ¡me encanta!

    Yo no sufrí malos tratos en el cole, más que por parte de una arpía que sustituyó a la Señorita Encarnita cuando se fue para dar a luz. Unos dos meses bastaron para que se hiciera famosa y no por su amabilidad y cariño precisamente.
    Yo no me quejaba en casa, sabía que los adultos son imprevisibles y había que aguantarlos estoicamente. Pero... una tarde, a la bruja esa se le ocurrió formarnos y estudiar detenidamente nuestras uñas. Yo las llevaba normales, no me las roía y crecían bién, y mi madre se ocupaba de recortarlas y mantenerlas limpias.
    Pues no, no pasé el examen de la bruja -que dicho sea de paso, ella las tenía como zarpas-, y con unas tijeritas me las recotó tanto que dejó la piel al aire. Igual con unos cuántos más.
    ¡Aaaaaaah! Esto lo vió mi señora madre, obvio. Preguntó, respondí, y le faltó tiempo para presentarse en el despacho del director. Le cayó un buen rapapolvo a la tía esa, ¡por Thor!
    Tiempo después, cuando ya se había largado ¡por fin!, estaba en la clase de Don Luis, el de bachillerato, se abrió la puerta y entró el director con la bruja. Intenté hacerme invisible porque sólo verla me daban arcadas, que lo de las uñas sólo fue un pequeño aperitivo.
    No lo conseguí, me vió y habló al director señalándome. Éste me llamó y acudí delante de la clase.

    - ¿Recuerdas a la Señorita Rosa?
    - No.
    - Mujer, ¿no la recuerdas? Estuvo cuando la Señorita Encarnita tuvo que irse un tiempo.
    - No.

    La bruja estaba cada vez más nerviosa. Intentó acariciarme la mejilla con su zarpa y la rechacé apartando la cabeza. Los pies no los movi del sitio.
    Dejó ir una risita nerviosa y le dijo al director que yo era muy buena y me había tomado mucho cariño. ¡Ja! "cariño", como la bruja de Ansel y Gretel...
    El director comprendió enseguida que yo no iba a ceder y me permitió volver a sentarme. Don Manuel me conocía bien, me daba clases de francés y de música, no se le escapaba nada.
    Ahí quedó la bruja, ignorada, como si nunca hubiera existido. Obviamente, todos sabían que sí sabía quien era, y a mis compañeros les encantó lo que hice.
    Ignoro dónde fue a parar porque allí no volvió. Si esa visita era para solicitar un puesto de trabajo, Don Manuel actúo en consecuencia porque unos días después tuvimos un profesor nuevo en otra área.

    Lo que más les jode a estas personas es ser ignoradas porque ello supone ser ninguneadas sin posibilidad de insistir.
    Vale perfectamente para trolls y otras alimañas, aunque a veces les responda porque ya no soy una niña ;)

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  2. Hola!... En los colegios en los que estuve yo eran mayoría, pegar a los niños se había convertido una costumbre habitual y contaba con la aprobación de los padres, lo cual nos hacia tremendamente vulnerables, y no se trataba de inofensivos cachetes, de eso nada, pegaban con autentico saña y a veces sirviéndose de flexibles varas de avellano. El personaje de este relato está basado en una maestra nacional que me pusieron como profesora particular y a la que tuve que sufrir durante una larga temporada.
    Buen día y feliz Noche Vieja!

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