martes, 15 de diciembre de 2015

¿Qué ocurrió? Solo lo sé yo.



Resultado de imagen de Mujer sola en la terraza exterior de una cafetería

1.990


Su marido desapareció, voló, ¡se evaporó!... Fue incomprensible para ella porque solo llevaban tres años casados y se querían como al principio. Su ausencia le dolió mucho, pero no llegó a ser traumática porque no tenían hijos y ella no dependía económicamente de él. Lourdes trabajaba como secretaria de dirección en una importante empresa inmobiliaria. Rubén, el desaparecido, era traumatólogo, trabajaba en el hospital de La Paz de Madrid. Para sus colegas, médicos y enfermeras, también fue una sorpresa mayúscula la desaparición.
Lourdes era una mujer fuerte que no tardó en superar esta desgracia. Hasta llegó a reirse cuando una amiga le recordó eso de que "hay maridos que se van a comprar tabaco y ya no vuelven" Rubén no fumaba, pero se le podía aplicar el chiste.


2.015

Lourdes no llegó a casarse. Después de la desaparición de Rubén tuvo dos relaciones, la primera le duró tres años y la segunda no fue más allá de dos meses, más algunos encuentros amorosos de una noche, no demasiados. A pesar del tiempo transcurrido, no dejaba de pensar en Rubén, o más bien en su extraña desaparición. No es que estuviese obsesionada, no lo pensaba todos los días, pero sí pensaba en lo incomprensible que había sido esta desaparición. Después de veinticinco años seguía torturándole la idea de que Rubén se hubiese marchado porque sí. Nunca hubo una pelea, ni una mala cara, ¡nada! Todo lo contrario, hubo mucho amor, mucha complicidad y mucho sexo.


La aparición

Lourdes está tomando un café con leche y una ensaimada en una cafetería de la calle Orense de Madrid, muy cerca de la oficina en donde trabaja y del estadio Santiago Bernabeu. Es una mañana primaveral preciosa, una de esas mañanas en las que el cielo aparece tan azul que da la impresión de que se ha liberado para siempre de la capa negra de contaminación. Un hombre joven se sienta frente a ella. No lo entiende porque hay más mesas libres. Chaqueta de cuero negro, media melena de cabello negro, vaquero con rasgaduras a la moda, un piercing grande en la oreja izquierda y los ojos ocultos tras unas gafas Ray-Ban. "¿Este niñato quiere ligar conmigo?... Bueno, pues... no está mal del todo"


El impacto.

- Hoy es un día perfecto para empezarlo besándonos, ¿no crees?
La frase impacta en ella como un meteorito. Se queda lívida. No da crédito a lo que acaba de oir, ni más ni menos que una de las frases que solía susurrarle al oído Rubén cuando ambos se despertaban por la mañana. "Si no fuera una locura pensaría que ese hombre es Rubén, un Rubén que no ha envejecido, ¡qué gran estupidez!... ¿Es una broma de televisión?, ¡pues maldita la gracia y el gracioso al que se le haya ocurrido!... Reaccioná mirando alrededor, buscando posibles emplazamientos de cámaras ocultas. No ve nada que le haga sospechar. "No, no, es imposible, absolutamente nadie sabe que Rubén me decía esas palabras. ¡Su voz!, ¡Dios, es talmente la voz de Rubén!" 
Rubén se quita las gafas.
"¡Es él, no ha envejecido!"
Todas sus exclamaciones son internas. Se ha quedado muda. Tiembla. Se desmaya.


¿Qué coño hacen ahí?

Ustedes no valoran el talento, señores lectores, porque desprecian lo que no entienden hasta el punto de no dejarme un puto comentario en muchos años. Sírvanse redactar un buen final para esta historia y léanselo ustedes mismos y cománselo con churros. Yo ya lo he hecho, pero jamás voy a publicarlo. Les aseguro que se pierden un divertido y emocionante desenlace. ¡Jódanse!
( Este aviso no es válido para mis amigas Leona Catalana y Enriqueta Jiménez Herrera )




4 comentarios: