sábado, 22 de noviembre de 2014

Mucho más que un avistamiento










Nadie quería perderse el avistamiento porque aquello era algo más que un avistamiento.
Sobre la playa y los montes cercanos había evolucionado durante cerca de media hora una hipotética nave extraterrestre, y ahora la nave descendía en vertical y... se posaba sobre la arena de la playa! La noche prometía ser fantástica. De momento era una noche de cielo despejado, luna llena e infinidad de estrellas decorando la bóbeda celeste.
Todos los vecinos y veraneantes de Grandullas de los Molinos, un pueblo de 350 habitantes que en época estival sumaba más de 2.000, estaban alucinando. Todos menos Don Ofelio, el viejo profesor de matemáticas del colegio público Hermanos Alvarez Quintero. Don Ofelio aprovechaba la ocasión para decirle a cualquier pasmado que quisiera escucharle que "eso es un artefacto experimental ruso, estadounidense o chino, y las historias de marcianitos son camelos, tonterías..."
Y de pronto apareció Doña Eurasia, la ricachona del pueblo, una anciana gruñona de 78 años. Y asombráronse nativos y foráneos al ver a Doña Eurasia descender del paseo de la playa a la arena de la playa. Sus dos robustos enfermeros alzaron la silla de ruedas en la que viajaba la anciana y la transportaron hasta cerca del platillo volador. Entonces se abrió una puerta de la nave y los enfermeros huyeron aterrorizados dejando a la anciana allí.
Todo el mundo contuvo la respiración al ver a un pequeño ser de otro mundo descender del platillo volador y acercarse a la silla de ruedas de Doña Eurasia.
El extraterrestre era tan pálido como bajito, no mediría más de 1´35, y si los espectadores del evento hubiesen estado más cerca de la pareja, les habría llamado poderosamente la atención el gran parecido existente entre ambos.
Se tomaron las manos y permanecieron un largo rato mirándose, es decir: conversando telepáticamente. Después, el pigmeo intergaláctico retornó a su vehículo espacial y este tomó altura hasta perderse en el espacio infinito.

Un camión con potentes amplificadores de voz se detuvo en el paseo de la playa. Una grúa elevó a Doña Eurasia a unos ocho metros del suelo. Un haz de luz cenital enfocó a la figurilla de la anciana y esta se acercó a la boca un micrófono inalámbrico:
"Todos los murmuradores del pueblo os habeis empeñado durante años en atribuirme una relación sentimental con Don Ofelio, y yo hace mucho que me cansé de negarlo, jamás tuve amoríos con el profesor. Os reísteis de mi cuando os dije que mi relación había sido con un extraterrestre del planeta Grombus. Bien, pues ese ser que ha venido a visitarme esta noche es mi hijo Zork. Tengo otros tres y viven con su padre en Grombus porque así lo ha decidido un juez grombusiano. Y no tengo que dar más explicaciones. Punto final.
Todos los oyentes se quedaron atónitos, incluído Don Ofelio, el cual ya no podría seguir presumiendo de haber sido el amante secreto de la que fue en su juventud la mujer más hermosa de Grandullas de los Molinos.

Queridos lectores: Si hoy en día se acercan ustedes a la playa de Grandullas de los Olivos, podrán admirar el fabuloso monumento erigido en honor de Zork, el primer ser de otro mundo que visitó publicamente nuestro mundo para conocer a su anciana madre.
Las cenizas de Doña Eurasia fueron esparcidas por el espacio exterior en una misión especial española. Descanse en paz.
Don Ofelio, que ya ha cumplido los 103 años, acaba de publicar un controvertido libro en el que defiende su teoría de que Doña Eurasia fue víctima de un engaño en una operación conjunta de China y Corea del Sur. No aporta ninguna prueba y solo se basa en que el hipotético extraterrestre era muy bajito, como los chinos y los coreanos. Se sabra algún día la verdad?

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