Pragmatismo

Sorprendió a su mujer en la cama con otro, con un señor al que no conocía de nada. Bueno, no le reconoció al primer golpe de vista, pero luego su rostro se le hizo familiar.
Su mujer y el amante estaban asustados. Él le daba vueltas a la cabeza.
"De qué conozco yo a este caballero?"
Ellos no se atrevían a salir del tálamo porque estaban como Dios les trajo al mundo, pero con más pilosidad.
"Ah, ya caigo!"
Díjose el hombre burlado.
"Es Don Tobías, el tendero"
Claro, sólo le había visto un par de veces en su vida porque él no solía ir a la tienda, que de ese menester doméstico se encargaba su mujer. Enseguida cayó en la cuenta, eso, en la cuenta: tenían un pufo con el tendero que pasaba ya de los 500 euros. Se impuso el pragmatismo.
- Pues nada, seguir en lo vuestro, yo me acostaré en la habitación de los invitados. Buenas noches.
- Buenas noches, cariño, que descanses.
Dijo ella.
- Buenas noches, Don Cornelio.
Dijo Don Tobías.