jueves, 8 de mayo de 2014

Uno a uno y sin prisas ( 84 )








La gala estuvo a la altura de las mejores galas de Hollywood y de Bollywood y de los grandes festivales del circo de Mónaco. Un inmenso derroche de música, luminotecnia y danza al servicio de cinco inspiradas coreografías sobre grandes temas musicales del Séptimo Arte: West Side Story, Cabaret, El Hombre de La Mancha, Sonrisas y Lágrimas y El Mago de Oz. No faltaron referencias a los muertos vivientes de Cesar Romero, La Momia, Frankenstein, Drácula, El Hombre Lobo y otros clásicos de la Universal.
La reina de la gala demostró su glamouroso arte en cada una de las cuatro apariciones con sus respectivos cambios de vestuario: recitó un monólogo de Desdemona en el Otelo de Shakespeare y lo hizo con un impecable English; contó anécdotas breves en español y en inglés, e igualmente fue aplaudida por los venezolanos y españoles, amén de otros hispanoparlantes residentes en Manchester. Y puso el broche de oro interpretando un breve diálogo de gran intensidad dramática de la pelícuila Las Brujas de Salford, en un mano a mano espectacular con el gran actor galés Sir Roger Percy, celebrado con una larguísima ovación del respetable.
Finalmente, el concejal de Cultura, Sam Eccles, entregó a la homenajeada las llaves de oro de la ciudad, haciéndolo en nombre del primer edil de la city, John Lewis, y de todos los vecinos. Estas imágenes iban a ser hártamente repetidas en todas las televisiones del mundo malévolamente emparejadas con la repetidísima noticia de la detención de la más mediática asesina en serie de la historia, lo cual terminaría provocándole una grave crisis nerviosa a Mister Lewis. La jugada de la policía manchersteriana, que puso todo su celo en que no se filtrase la operación, fue una fría venganza del jefe de policía, Richard Morrison, contra el alcalde de la city, Peter Wilson, una refinada forma de saldar antiguas cuentas pendientes. Política, pura política!...  Teatro, puro teatro!... Je, je!

Renata Otolina puso sus zapatitos azules por última vez sobre una alfombra roja especial para super-starts. Vitoreada por la chusma cinéfila y relampagueada por los paparazzis, avanzó lentamente hacia la blanca limusina, alargando los minutos, posando ante cada fotógrafo, sonriendo a cada uno de los fans, gozando de unos momentos que ella ya sabía que iban a ser sus últimos momentos sobre una alfombra roja y ante la calidez de un público absolutamente entregado.
Un chófer uniformado al estilo de los chóferes típicos de los anuncios de televisión, abrió la puerta de la limusina despojándose de su gorra de plato en un mínimo gesto reverencial. Era un policía interpretando un personaje.
Renata Otolina entró en la limusina y no mostró ninguna sorpresa ante la presencia de los cuatro extraños que la miraban muy seriamente. Para Madero fue un detalle concluyente: "Esta mujer se está autoinmolando, lo suponía" Habló el detective:
- Aranka Kosztka, tiene usted derecho a un abogado; tiene derecho a permanecer en silencio; cualquier cosa que diga podrá ser utilizada en su contra durante el juicio.
- Puede usted llamarme Renata Otolina, inspector, no es un nombre artístico, hace muchos años que me cambié oficialmente el nombre.
- Sí, lo sé, la he llamado así para dejar patente el motivo de nuestra presencia en esta limusina.
- Estoy al tanto, inspector.
Limusina que ya se abría paso, precedida y seguida por coches patrullas con sus ululantes sirenas y luces estraboscópicas azules por la carretera de circunvalación, ring road, en dirección al Manchester Airport.
Los cuatro policías permanecían gratamente impresionados ante el temple y la seguridad en sí misma de una mujer que no se mostraba empequeñecida, como tantísimos detenidos, ni tampoco daba muestras de arrogancia o indiferencia como los sicópatas y los fanáticos. Era además una mujer de una madurez exquisita, imponente aún en su físico y con una mirada tan serena como inteligente.
"De joven ha tenido que ser una verdadera hermosura. Tengo que ver sus películas de la primera época", pensó Jiménez.
- Me permite una pregunta? - dijo Madero - No tiene porqué responder si no lo desea.
- Adelante, inspector.
- Es posible acumular tanto odio durante tantos años?
- En mi caso, esté seguro de que sí.
- No me lo jure.
Y al momento de su apostilla se arrepintió. Se sintió grosero. Había olvidado que se encontraba ante una asesina en serie?... Tan grande era el magnetismo de esta mujer?

Celia se resistía a creer que lo que había sucedido era real. Estaba atontada, no daba crédito a las palabras de Renata: "Tú no podrías imaginar jamás... la persona que puso su parte de hombre para darte la vida..." Dos recuerdos chocaron en su mente; uno, cuando Renata le confesó que había sido una gitanilla húngara y que tenía un traumático recuerdo de su infancia que no podía revelarle; y dos, el día que conoció a Maximino, el mismo día que le habló de los gitanos temporeros que trabajaban en la fábrica de su padre. Recordó la exclamación de Maximino: "Gitanos!"

( Continuará )

No hay comentarios:

Publicar un comentario