miércoles, 7 de mayo de 2014
Uno a uno y sin prisas ( 83 )
El río Irwell fue antiguamente la línea fluvial divisoria entre dos grandes citys, dos populosas urbes en la zona más textil y aeronáutica de Inglaterra. Manchester y Salford se encontraban a cada orilla del Irwell. Hoy siguen estando en el mismo sitio, pero son dos partes del "Great Manchester"
Entre la University of Salford y el Salford Royal Hospital, en el muy verde y frondoso Peel Park, puede contemplarse el más curioso meandro del Irwell, en donde el caudaloso río describe un giro de 180 grados, como una perfecta ciaboga de trainera. Más abajo, en dirección a Manchester, la recta avenida de Chapel Street comunica en escasos quinientos metros la "Church of Saint Philips", la "Cathedral Church of Saint John The Evangelist" y el "Salford Cinema" Y es aquí en donde va a tener lugar la gran gala de homenaje a la estrella venezolana Renata Otolina, mundialmente célebre desde hace muchísimo tiempo, y más ahora por los numerosos premios recibidos gracias a una brillante interpretación en una más brillante película: "Las brujas de Salford" Nadie sabe, sin embargo, que el final de esta gloriosa trayectoria artística, ya está sentenciado.
Un número ingente de vehículos comienzan a invadir los aparcamientos al aire libre en los descampados próximos al Salford Cinema, Parking from only £1, "desde una libra". Entre el público entusiasta, unos con sus invitaciones en la mano y otros en plan de cándidos espectadores ante la alfombra roja, se van situando los inevitables paparazzis y los policías uniformados que intentarán con su presencia que la fiesta transcurra en paz. ( muchísimos menos, por supuesto, que un partido de fútbol ) Un reducido grupo de élite, disfrazados de paisano, trabajan a las órdenes de nuestros cuatro polis protagonistas, o de nuestros dos picoletos y... bueno, ustedes ya me entienden.
Madero durmió lo justito por el motivo que ya suponen, y suponen muy bien. Unas enormes ojeras delataban su "pecado", pero por la tarde pudo echarse una reconfortante siesta española y recuperó la vitalidad que le caracterizaba.
La hermosa Celia había asimilado la lección , no debía comentar entre la troupe de peliculeros que había visto a unos policías de Lobodoiro en Manchester. Asimiló la lección, pero quedó muy intrigada. "Buscarán al asesino de Valdurriales aquí?"; "Será alguien de Witch and Ghost Films?"... Maximino no se lo quiso decir, ni ella insistió, básicamente porque necesitaba al Maximino sexual y no al policía, y en verdad que lo gozó a tope. Fue una noche memorable, superando lo vivido en el hotel aquel de Portugalete. Pero ahora se sentía muy intrigada, mientras supervisaba la labor de Conchita Ciprés en el camerino de la diva, dedicada esta a embellecer al máximo a la reina de la noche.
Desde su escotadísimo traje rojo fashion, renata Otolina miró fijamente a Celia Sanfelices, mezclando ternura y tristeza en la mirada, y las palabras que pronunció a renglón seguido helaron la sangre de la jefa de producción:
La vida da muchas vueltas, querida Celia. Tu no podrías imaginar jamás, porque eres un ser intrínsecamente bueno, una mujer de paz con muy dignos sentimientos, pero lo vas a imaginar ahora mismo, cuando yo termine de hablar, que la persona que puso su parte de hombre para darte la vida sea la misma causante del mayor trauma de mi vida y de que me convirtiese en una mujer mala, muy mala!
Celia, cariño, te estoy muy agradecida por estos años en los que he podido disfrutar de tu profesionalidad y, sobre todo, de tu amistad. Has sido una muy buena compañera. Y, mira por donde, me hace muy feliz que tú lo seas ahora con ese hombre que has conocido en Lobodoiro, el mismo que me va a detener al terminar la gala. Sí, lo sé todo, Dios me hizo muy inteligente, cariño. No, no digas nada!... Ahora no soportaría una frase compasiva ni un reproche. Quiero conservar el buen recuerdo que tengo de ti. Querida Celia, el espectáculo debe continuar!... Mejor dicho, el espectáculo va a comenzar y yo soy la gran fingidora a la que esperan ese montón de mitómanos.
Unos compases musicales se fundieron con un primerísimo plano ( en exclusiva para nuestros lectores ) del rostro lloroso de Celia Sanfelices, la hija del hombre que violó y animó a sus hombres a violar a una niña de doce años llamada Aranka Kosztka, después Renata Otolina, después... una asesina"!
"Renata!... Renata!... Renata!", coreaba una multitud de cinéfilos enfebrecidos puestos en pie, mientras la gran diva se aproximaba al proscenio lanzando besos.
( Mañana: La detención )
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