jueves, 20 de febrero de 2014
Uno a uno y sin prisas ( XXXII )
Un retén especial de la Guardia Civil vigilaba día y noche Valdurriales de las Monjas y los caminos del monte. Los inspectores volvieron a interrogar a la pitonisa Grecia Salazar, advirténdola seriamente de que si sabía algo o sospechaba algo debía ponerlo ipso-facto en conocimiento de la autoridad, e igualmente advirtiéndola de que aún no era tan mayor para librarse de la cárcel. La "bruja" no sólo se ratificó en su anterior declaración, lo de siempre, que ella vio la muerte de Rogelio con la anticipación propia de un vidente, sino que ahora veía más muertos, pero sin que se le mostrasen sus caras. E incluso se atrevió a poner en entredicho la actuación policial, animada por un artículo de Alfonso Paz: "Ustedes tenían que haber protegido a Rogelio porque yo lo avisé"
Fernanda Morales, la amante del tendero fallecido, pudo ser interrogada cuando los médicos consideraron que ya se encontraba en buena forma.
- Yo le veía mal, muy mal, señor inspector; él decía que era por la crisis, que la tienda ya no daba dinero, pero... pero no, él ya no era el mismo desde la muerte de Joaquinillo.
- Usted cree que le afectó el hecho de que la vidente anunciase su asesinato?
- El decía que no y la llamaba loca, pero yo creo que sí le afectó.
Una vez realizada la pertinente autopsia, el cadáver de Rogelio Briales fue devuelto al pueblo y se celebraron las exequias fúnebres con una nutrida asistencia de vecinos. Y un hecho sorprendente añadió morbo al trágico folletín. Tan sorprendente que traspasó las fronteras de Cantabria convirtiéndose en noticia nacional.
( Continuará )
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¡Viva Raskayú libre!
ResponderEliminarMe ha gustado, pero hoy no puedo seguir, ya se lo he dicho allí. Me he quedado en ese minirelato por fuerza mayor. Ya se lo explicaré ;D