miércoles, 25 de febrero de 2015
Noche de monos
( Imagen de Horacio ante los fotógrafos de la prensa en el momento de ser capturado )
El mono hizo un gran descubrimiento: su cuidador se había dejado la puerta de la jaula abierta. Los demás monos dormían. Primero pensó en despertarlos a todos y animarles a salir de excursión por el zoo, pero luego se lo pensó mejor y se fue él solo.
Las primeras sombras de la noche se extendían sobre la ciudad. Llegó a la jaula de los leones y les hizo burla, lo cual le sentó muy mal al señor león, que rugió con fiereza; bueno, con relativa fiereza, pues Dungo era un león viejo y achacoso, así que no estaba para muchas fierezas. El cabrón del mono continuó haciéndole burla. La leona Carola intentó alcanzar de un salto al mono, pero este se escapó y trepó a un árbol, y desde una rama insistió en sus burlas a los leones. Carola no podía trepar al árbol porque este se hallaba fuera de la jaula. El mono se tocaba ahora los huevos, como veía hacerlo a los gamberros humanos que visitaban su jaula.
El mono se llamaba Horacio. ( Horacio es con "h", Enriqueta, pero esto no lo sabía el mono )
Horacio llegó hasta la puerta del zoo, cerrada ya, pero trepó y salió al exterior. Avanzó por una calle llena de coches aparcados y disfrutó de lo lindo saltando de un coche a otro. Una pareja que hacía cositas sexuales en un Audi negro, se llevó un susto tremendo al sentir los golpetones en el techo. Horacio era un chimpance de tamaño respetable.
Cuando se cansó de los coches trepó a una farola, otra experiencia nueva para él, pues en el zoo, lógicamente, no había tenido la oportunidad de trepar a las farolas. Al descender de la farola vio que había un borracho meando contra ella. Era la primera vez en su vida que veía un pene de ser humano. Saltó sobre el borracho, que se llevó un susto mayor que los de la pareja del coche, y le dió un tirón al pene. El borracho gritó aterrorizado, espabilando de la borrachera al instante.
A estas alturas ya se habrá dado cuenta usted, Doña Enriqueta, de que Horacio era un mono muy osado.
El borracho alegro la noche de los policías del servicio nocturno de la comisaría del distrito octavo, calle Alcaldesa Coscojuela. Los agentes no reprimieron sus risas cuando el hombrecillo les contó que un mono muy grande le había querido arrancar el pene. Pero lo que no se imaginaban es que la noche iba a resultar tremendamente animada, tanto para los nacionales como para los municipales y los bomberos, pues los diecisiete compañeros de jaula de Horacio ya habían descubierto que eran libres. El espectáculo estaba servido.
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Me voy enterando, a veces el estar mal acostumbrada ha escribir hace escribir mal, pero Horacio es un nombre, también la falta de concentración con lleva ha escribir mal.
ResponderEliminarNo se prepocupe, poquito a poquito, tampoco yo la presiono, no soy tan borde, lo que pasa es que a veces le hago las correcciones medio en serio medio en broma para que aprenda un poquito. Besos!
ResponderEliminarLo se, usted pone interés, y a mi se me escapa, pero me gusta, por que seguro lograre escribir bien, y usted lo vera y me felicitara, que es un de talle por su parte muy bonito. BESOS¡¡¡¡¡¡
ResponderEliminarBesotes!
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