jueves, 5 de marzo de 2015
Ni era Superman ni voló.
Carlitos era un niño muy inteligente y formal, su mamá sabía que siempre podía confiar en él. Carlitos tenía ocho añitos y gafas, y los niños del cole le llamaban "Pitagorín"
Su mamá se fue un rato a casa de la vecina y le dejó solo en su habitación, jugando con la consola.
- Enseguida vuelvo, cariño.
- Sí, mamá, contestó Carlitos sin levantar la vista del juego de su super héroe favorito.
Cuando sintió cerrarse la puerta de casa, corrió al armario y sacó su traje de Super Boy. Se quitó la camiseta y el pantalón corto y se vistió de super héroe infantil. Habló por WatSapp con su amigo José David.
- Vale, ha llegado el momento, voy a hacerlo ahora mismo.
Acto seguido, subió la persiana y abrió la ventana de par en par. Arrimó una silla a la ventana y trepó por ella hasta quedarse sentado en el alfeizar con la piernas colgando hacia afuera. Miró hacia abajo sin temor al vertigo. Tres pisos le separaban de la concurrida Calle Mayor. Unos minutos más tarde un transeúnte reparó en aquella figurilla instalada en la ventana de un tercer piso. Se corrió la voz enseguida y unos miraron asustados y otros empezaron a hacer fotos y videos con zoom. Un crío estaba jugándose la vida, una infeliz criatura iba a saltar y estrellarse contra algún coche o el pavimento. Oh, que maravillosa y trágica secuencia internáutica!
Muy poco tiempo después llegó un ululante camión de bomberos; en un plisplás se cortó el tráfico y se colocó un enorme colchón neumático.
Un psicólogo de los bomberos llegó al piso en el momento en que la madre de Carlitos regresaba de casa de la vecina. La madre tuvo dos sentimientos contrapuestos. Por un lado le horrorizaba la situación y por otro no se lo creía. Ella conocía muy bien a su retoño. El bombero la calmó advirtiéndola que debía ser él el que se dirigiese al niño, dado que si el intento de suicidio era por un enfrentamiento con sus padres, ella podría empeorar la situación. Aunque no había que descartar que la criatura sólo quisiese emular al super héroe de Kripton.
El bombero psicólogo entró sigiloso en la casa y abrió con mucho cuidado la puerta de la habitación de Carlitos, justo en el momento en que el niño se bajaba de la ventana. Este no pareció sorprendido por la presencia del bombero.
- Caramba, has decidido no volar, Superman?
- Ni soy Superman ni soy tonto, señor. Esto es un disfraz de Super Boy. Tengo ocho años y sólo puedo dar el tipo de Super Boy. Y le digo que no soy tonto porque sé que los seres humanos no estamos capacitados para volar.
- Entonces qué hacías en la ventana?
- Pues ha sido una apuesta con mis amigos José David y Miguelín. Me he ganado veinte euros de chucherías por estar un cuarto de hora ahí sentado. Ay, qué pena, tenía que haber grabado en video a la gente que me gritaba "no te tires!, no te tires!", jajajaja!... Me pongo otra vez para que usted lo vea?
- No, no, no, por favor!
A la madre, que había escuchado desde detrás de la puerta la conversación, le dio un ataque de risa. Y es que ella conocía mejor que nadie a su "Pitagorín"
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Joio niño¡¡, pero si señor muy inteligente.
ResponderEliminarMás listo que el hambre, jeje!
ResponderEliminarYa lo creo¡
ResponderEliminar