martes, 20 de enero de 2015

Una vez más... GILIPOLLAS!!










Bajó a echar la basura al contenedor y dejó la puerta sin echar la llave, como era su costumbre. A su regreso se encontró con que le habían robado la mochila. Tras el estupor de los primeros momentos, recordó: "Alguien bajaba del piso de arriba y se paró cuando yo salí de casa; sentí que se detenían sus pasos, pero no le di importancia, no lo relacioné con la posibilidad de que en ese momento pensase entrar en mi casa. Sin duda es un delincuente profesional porque él sí ha relacionado en décimas de segundo: no ha sentido girar la llave en la cerradura y eso le ha impulsado a detenerse porque automáticamente ha imaginado el robo. Luego, con toda seguridad, se ha acercado a la ventana de la escalera para verme salir al portal, y al observar que yo llevaba una bolsa de basura en la mano, ha deducido que debía rodear el edificio antes de regresar a mi casa, pues hay unos trescientos metros entre la ida y la vuelta. Le ha dado tiempo a entrar en mi casa y llevarse lo primero que ha visto: la mochila, pues estaba muy visible, ya que yo acaba de llegar de la calle hacía solo cinco minutos.
Seguidamente hizo un "chequeo" de todas las cosas aue se había llevado el caco: las tarjetas ( bancaria, de la Seguridad Social, bibliotecas... ) dos libros recién sacados de la biblioteca, el periódico del día, un aviso de Correos, una carpeta con currículos y otros documentos, unos cuantos bolígrafos y pilas, blocs con escritos y apuntes diversos, un lápiz de memoria, un cacharrito para pasar las fotos al ordenador, otro cacharrito para comprar la electricidad de la casa... Se consuela pensando que no se han llevado ni un penique ni la cámara de fotos ni el móvil, aunque la cámara y el móvil no valen gran cosa y de dinero siempre lleva muy poco.
Este relato no tiene intriga, no hay sorpresas, no da ningún giro inesperado la acción. Siento defraudar a los señores lectores. Sencillamente se trata de una historia real, de estas historietillas harto cotidianas, el choque habitual entre un raterillo avispado y un gilipollas muy confiado, tan gilipollas que nunca pensó que al dejarse la puerta de la casa abierta, al bajar la basura, le podían robar.

3 comentarios:

  1. Vaya disgusto.

    Mi cerradura es muy poco común, tanto, que hay problemas para conseguir una copia de la llave y por ello mi hijo no puede acceder si salgo y le doy las cuatro vueltas que cierran los anclajes porque el boniato tiene unas "manitas" que estropeó la suya.
    Este es mi problema, que a veces salgo sin echar la llave porque él suele venir a menudo y sin avisar.
    Aún así no es fácil abrirla por un palanquetero vulgar. Y por supuesto, antes de acostarme no entra ni un GEO.

    Lo siento mucho.

    ResponderEliminar
  2. Nada, cosas de la vida. La putada es que ahora hay que moverse mucho para conseguir las tarjetas otra vez y que hay cosas que ya no se recuperan. Mañana publico la segunda parte de la historia. El mal no terminó aquí como yo pensaba.

    ResponderEliminar
  3. Come and see how 1,000's of individuals like YOU are making a LIVING by staying home and are living their dreams TODAY.
    CLICK HERE TO START TODAY

    ResponderEliminar