jueves, 8 de enero de 2015

Sueños de adolescencia.










Era una conversación de adolescentes. Paquito y Toño paseaban por el muelle de regreso a sus casas. El viento hacía remolinos y las gaviotas chillaban. Las viejas rederas arreglaban los desperfectos de las artes de pesca y el sol descendía pausadamente como cada día. Ambos cargaban con sus maletas llenas de libros. Venían del colegio. El tema de la conversación versaba sobre su futuro.
- Pues yo quiero ser médico, - dijo Toño - pero mis padres son pobres y no pueden mandarme a la Universidad, así que no tendré más remedio que ser alguacil, como mi padre, o tonelero, como mi tío Raimundo. Y tú, Paquito, vas a ingresar en el seminario por fin?
- Bueno, eso es lo que le gustaría a mi madre, que ya sabes que es muy religiosa, pero estoy tratando de convencerla de que me permita ser militar. La milicia me tira más que la religión.
Paquito era un chico de pocas palabras, por lo cual Toño se maravilló al oirle soltar una parrafada tan larga. 
Pocos meses después Francisco Franco ingresaba en la Academia Militar de Toledo. Su sueño empezaba a cumplirse a la vez que otro sueño de su infancia se evaporaba:
"Ya jamás llegaré a desfilar bajo palio, carallo, y cuidado que me habría gustado!"
Ah, pero la vida da muchas vueltas y bien lo saben ustedes, queridos lectores.

2 comentarios:

  1. Excelente relato, corto y punzante, real como la vida misma.

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  2. Hombre, por muy "hermético" que fuese, es posible que tuviese algún amiguito con el que compartir confidencias. Todos hemos tenido amigos de "contárnoslo todo" en la adolescencia.

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