sábado, 31 de enero de 2015
En el punto de mira
Dimitri Valianov era el mejor de su especie, la especie de asesinos con rifle de mirilla telescópica. En el ejercito le hubiesen llamado francotirador, y a lo mejor Clint Eastwood se hubiese inspirado en él, y no en Chris Kayle, para su controvertida película.
Dimitri Valianov había sido tirador de élite en el ejercito de su país hacía muchísimos años. Después se retiró y fue envejeciendo mientras mataba por dinero.
El primer ministro, Vladimir Segiskof, ya estaba en su punto de mira. No le había sido difícil camuflarse entre los riscos de aquella ladera, burlando la vigilancia de los agentes de Segiskof e incluso del helicóptero que peinaba la zona rompiendo la paz con el jodido ruído de su rotor. En cuanto matase al politico se esfumaría con su moto de montaña por los pinares y vaguadas, y ni el helicóptero, ni los agentes, ni la puta madre de todos ellos le pillarían. Nunca le habían pillado en sus treinta años de asesino profesional.
Allí abajo, en el pequeño pueblo que fue escenario de una dura batalla veinte años atrás, Segiskof empezó a colgar las medallas al mérito de guerra en los cuellos de un grupo de veteranos.
Valianov tenía la cabeza de Segiskof en la cruz de su punto de mira. Su dedo índice contactó con el gatillo y, cuando iba a oprimirlo... quedó estupefacto. Varios hombres se habían echado sobre Segiskof y le habían tumbado. El asesino no daba crédito a sus ojos.
"Mierda, es imposible, no han podido verme!"
Además, el helicóptero, en ese momento estaba alejado de su posición. No le cabía duda, los hombres que habían arrollado al primer ministro eran sus escoltas, le habían protegido de algo o de alguien, como cuando el perturbado aquel se lanzó a por Reagan para expresar de esta manera su amor por Judy Foster.
Valianov no vio al otro grupo de escoltas, pues se lo tapaba la muchedumbre y los camiones de dos cadenas de television, que tenían inmovilizado en el suelo a un hombre que había intentado acuchillar a Segiskof.
"Mierda, mierda, puta mierda!"
Valianov se lanzó al bosque en su moto. Le habían pagado la tercera parte de lo prometido con la promesa de que el resto lo recibiría después de eliminar a Segiskof. Ahora eran capaces de pedirle que devolviese lo que ya le habían dado. Era muy consciente de que podia jugarse el pellejo si se negaba, pues Ivan Karchenko era un auténtico hijo de puta.
Los ojos de azul pálido de Ivan Karchenko, ojos de psicópata, miraron fijamente a Valianov.
- No es culpa tuya que se nos haya escapado con vida. Quién iba a suponer que se iba a entrometer un capullo?... Tienes que intentarlo otra vez, Dimitri, intentarlo y hacerlo. - Esto ultimo sonó como una amenaza - La Organización confía en ti.
- Ahora aumentarán todas las medidas de protección y...
- Ni una palabra más, Dimitri. La Organización paga y tú cumples. Dentro de unos días van a inagurar un parque en Petrogroski. Es la última oportunidad que tenemos en mucho tiempo, pues no hay programadas más apariciones en público de Segiskof hasta la primavera.
Valianov tenía razón, cómo no!, las medidas de seguridad en torno al primer ministro se habían incrementado de una forma paranoica. La ciudad de Petrogroski parecía estar tomada por el ejercito. También habían acudido los principales personajes del regimen, pues la ocasión lo requería. Se iba a inaugurar un gran parque, el más grande del país, con el nombre de la maxima heroína de la Revolución: Teresa Koskojuelova. ( Ella sola había abatido 72 aparatos enemigos en encarnizadas batallas aéreas )
Valianov, tras dos semanas de rigurosa exploración del terreno, logró ubicarse en una vieja buhardilla de un edificfio mastodóntico del siglo XIX. La huída sería saltando al ático de un inmueble moderno de reciente construcción. Tenía calculado el tiempo que tardaban en descender hasta la planta baja cualquiera de los tres ascensores del edificio. De ahí hasta una boca de metro apenas distaban 100 metros. Suficiente. Los hombres de Segiskof no se habrían recuperado del susto cuando él ya habría desaparecido de la zona.
En la buhardilla le habían visitado los agentes de Segiskof y la policía local, pero a nadie le hizo sospechar el pobre anciano ciego en el que se había convertido Valianov. Un pobre ciego al que sus vecinos veían en contadas ocasiones, pues apenas salía de su buhardilla. El ciego "original" había sido eliminado por Valianov, descuartizado y transportados sus restos a un vertedero de basura lejano.
Una limusina negra con distintivos oficiales aparcó ante la tribuna instalada para el evento. La banda musical de la brigada paracaidista "Coronel Valdiviesof" se arrancó con las primeras notas del Himno de la República, mientras descendían de la limusina el primer ministro Segiskof, su esposa, Enriketalenka Rupertinoschtka y la gran heroína de la patria, Teresa Koskojuelova, a la cual no se le veían bien todas las condecoraciones, pues llevaba en brazos a su queridísima mascota, la gata Bimbuska, de la cual no se separaba nunca.
Aquel era el gran momento. Por espacio de un minuto, más o menos, Koskojuelova y Segiskof estarían solos, distanciados varios metros del séquito de politicos y militares y sus esposas. El pronunciaría un brevísimo discurso y le entregaría a ella un ramo de flores. Segiskof ofrecía un inmejorable blanco, ya que no se acercaba mucho a la heroína porque tenía alergia a los gatos.
Valianov acercó un segundo el gatillo y se dispuso a aplastar el dedo en el mismo, cuando sucedió algo inverosimil: Las piernas de Segiskof se doblaron y el estadista cayó al suelo hecho un ovillo.
- Joder, y qué coño pasa ahora?! - gritó en voz viva Valianov. - Habrá otro tirador por ahí?
No, no lo había, la explicación era más sencilla: Segiskof acababa de ser víctima de un infarto fulminante.
Como era de esperar, todos los medios de comunicación del planeta se hicieron eco de la muerte de Vladimir Segiskof. Valianov se temió lo peor otra vez, Karchenko le exigiría que le devolviese el anticipo, pues no había cumplido con su trabajo, y no tendría más remedio que devolvérselo si no quería acabar con unos zapatos de cemento el fondo del río Gotoski. Pero un bulo empezó a correr por las redes sociales y, al igual que todos los bulos, una gran mayoría de la gente se lo creyó, y eso significó la "salvación económica" de Valianov. Los conspiranoicos hablaban de un asesinato y se lo atribuían a un francotirador, aduciendo que el Gobierno se había inventado lo del infarto para no dar muestras de debilidad. "Quién iba a ser capaz de disparar contra el primer ministro?!... Es imposible, no hemos dejado ni un milímetro del parque y de los edificios colindante sin vigilar", se defendían los politicos y los policías. Y algunos de los conspiranoicos dieron con sus huesos en la cárcel. Pero uno de ellos fue más lejos, preguntó qué había sido de un anciano ciego que vivía en una buhardilla de... "Basura, eso es sólo basura!", respondían los adictos al regimen.
Pero Ivan Karchenko no lo interpretó como basura.
- Enhorabuena, Dimitri, has hecho un buen trabajo. - Le dijo mientras ponía en sus manos un sobre con el resto del dinero prometido.
- Gracias, señor Karchenko.
Pasadas varias semanas, Karchenko empezó a dudar. "Por qué las autoridades no han iniciado una investigación?"; "Por qué no están torturando a los sospechosos habituales?"; "Será verdad lo del infarto?..."
Pero el apátrida Dimitri Valianov, que ahora respondía por otro nombre, ya estaba muy lejos de su país y, por lo tanto, no podia responder a las interrogantes de su empleador. También se había entregado a las manos de un experto cirujano y contaba ahora con un rostro "algo distinto" del suyo de toda la vida.
- Este es el hombre. - Le dijo su nuevo empleador mostrándole la imagen jovial de la persona que aparecía en la portada de un periódico local.
- Cómo se llama?
- Pablo Iglesias, pero lo único importante es que es escoria comunista.
- Entiendo.
No, no entendía nada, lo ignoraba todo sobre el panorama politico español, pero él era un asesino profesional y los asesinos profesionales no hacen preguntas, se limitan a cumplir con su trabajo.
Millones de turistas visitan cada año el Parque de Teresa Koskojuelova, especialmente japoneses. Y millones son las fotos y los selfies que se hacen frente a la estatua de la heroína de la patria y su gata Bimbuska.
jueves, 29 de enero de 2015
Buen provecho, familia!
- Niños!... niños!... niñooooosss!!... Venga, que se va a enfriar la comida!
.- Qué hay para comer, mamá?
.- Muslo asado del vecino de enfrente con guarnición. Está para chuparse los dedos. Virgi, tú lávate las manos antes de sentarte a la mesa. Olivio, deja de darle tirones a las trenzas de Reme!... Me cago en Mahoma, que saco la zapatilla, Olivio!
- Muslo asado del vecino?... Uy, qué bien!
- Verás como te va a gustar, Evaristo.
- Y además ya no nos molestará más con la televisión a todo volumen.
- Claro, por eso se lo ha cargado tu padre.
- Papá es un genio!
- Ofelia, siéntate bien!
- Ummm... qué rico te ha salido, mamá!
- Espérate, Luisillo!... A ver, todos con recogimiento y devoción: Señor, bendice estos alimentos que vamos a tomar y haz lo posible para que todos los niños del mundo tengan siempre comida, vacunas, medicinas y una familia que les quiera. También te pedimos por nuestra amiga Teresa Coscocuela, haz que le suban la pensión, y por la gata Bimba, que se cure de su amnesia. Gracias, Señor!
- Amen! - respondieron ad libitum los siete niños. ( los seis citados y Ricardín, que acababa de llegar )
- Venga, no os dejeis nada en el plato. Cuando terminemos hay que introducir los huesos en ácido sulfúrico para que no quede ni rastro. Si a la policía le da por investigarnos...
- No podrá acusarnos de nada porque jamás encontrarán el "corpus delictis"!
- Ay, que listo es mi Evaristo!... Ah, y no se ocurra contar nada en el colegio, que ahí hay más chivatos que en Facebook.
- Mamá, no quiero más!
- Vale, dáselo a Pepe.
Pepe era el perro.
Y colorín coloradete, aquí se acaba la zurbahistorieta de hoy.
Dedicada a la gata Bimba.
lunes, 26 de enero de 2015
Animadas escenas playeras
Don Braulio Quesilete recorrió con la vista los culos de aquellas cuatro damas orondas que tomaban el sol en la playa, boca abajo, sin la pieza superior del biquini. Una de ellas sintió la presencia del mirón y volvió el rostro hacia él. Reconoció al individuo al instante a pesar de que el sol la molestaba un poquito. Soltó una pedorreta muy estrepitosa y las cuatro señoronas rompieron en escandalosas carcajadas. Don Braulio huyó de allí como gato escaldado.
- Qué os dije, chicas? - habló Doña Benita Cagánchez - mi ex problema no se ha librado de su cochina adicción de voyeur playero.
- Es un puto mirón. - Afirmó Soledad Pompoño lanzando otra grosera ventosidad que dio paso a un nuevo capítulo de risotadas obscenas.
El padre Germanio Chupapóllez se santiguó escandalizado. Este buen sacerdote distaba solo siete metros de las gruesas desvergonzadas y afanábase en este momento en aplicar la crema protectora sobre la epidermis de su efebo Carlos Enrique. Don Germanio era efebófilo y glotón y dábase al pecado de la gula con tanta pasión como a la lujuria más nefanda. Carlos Enrique se dejaba hacer por el ministro de Dios, el cual, cuando nadie les miraba, le acariciaba la pirindola, ora pasando la mano sobre el bañador, ora introduciéndosela bajo el bañador.
Pasó un negrito vendedor de gafas de sol de marcas falsificadas. - "Gafas, amigos!... gafas, amigos!... baratas, baratas!" - pero ni las gordas escatológicas ni la pareja en pecado mortal le compraron sus mierdas de gafas. El pobre negrito llevaba una mañana horrible, así que se desahogó.
- Me cago en vuestras putas madres, sois unos racistas de mierda!...
Respiró hondo y se excusó con humildad:
- Perdón si no me han entendido bien, es que aún no domino el español.
Dos de las cuatro gordas le despidieron con pedos y el cuarteto al completo se escoñó de risas.
Todos miraron hacia el cielo. Una avioneta publicitaria dejaba ver su spiritual mensaje: "NO MáS PECADOS!... IGLESIA CRISTIANA DEL DIVINO PASTOR TOCANDO EL TAMBOR"
- Herejes!, eso es lo que son, unos repugnantes herejes! - gritó el padre Germanio.
Unos policías municipales de incognito y en tanga iniciaron la persecución del negrito de las gafas de sol. Sólo la iniciaron, pues el ilegal del Africa tropical les sacó una ventaja enorme en pocos segundos. Ellos eran panzudos y él había ganado una medalla de bronce en los anteriores Juegos Olímpicos corriendo los 100 metros lisos.
Don Braulio Quesilete se arrimó a observar muy de cerca a una belleza nórdica que tomaba el sol en topless y despatarrada. Agachose y colocose entre las orejas y la nariz las gafas de cerca para ver que ponía en el tatuaje que la vikinga tenía arriba del ombligo. Y ponía lo siguiente: "I love paella"
La despertó dándole unos toquecitos suaves con el dedo índice en el pezón izquierdo.
- Ejem!... ejem!... creo que tenemos algo en común, señorita: yo también amo la paella.
sábado, 24 de enero de 2015
Hace diez años
Tenía una extraña facultad por la que se sentía aterrorizado. Un poder sobrenatural. Contaba con él desde niño. Cierto día decidió compartirlo con un amigo, pero el amigo se lo tomó como una fantasía; "es una bobada", le dijo, "te estás quedando conmigo" Desde ese día, ya no se lo contó a nadie. Su horrible secreto moriría con él.
Aurelio era visionario, un atormentado visionario de la muerte. Veía en sueños a una persona dentro de un féretro y esa persona moría a los pocos días, e igualmente se trataba de gente famosa como de familiares cercanos a él o conocidos del barrio. Vio en el ataúd a un primo suyo que gozaba de muy buena salud, y a los tres días el primo moría atropellado por una furgoneta. Veía políticos, deportistas, cantantes... A todos los veía con los ojos cerrados, pálidos e inmóviles en la caja de madera, y todos morían antes de que transcurriesen tres o cuatro días desde su "sueño"
Vio en un enorme ataúd - puesto que era un hombre muy obeso - al señor de la tienda de frutos secos de su barrio, Ramón, y a los cuatro días, el obeso tendero, murió de un infarto fulminante.
Y ahora viene lo más estremecedor de esta historia:
Aurelio se vio un día a sí mismo, rígido y demacrado, entre cirios chisporroteantes y gemidos de familiares. ( Aunque a los familiares de las víctimas nunca los veía, tan sólo le llegaban sus lamentos ) Su primera impresión fue de terror, pues no es lo mismo ver fiambres ajenos que verse uno mismo en tan acojonante tesitura. Pero luego aceptó su destino, qué remedio, que a fin de cuentas este es el destino de todos los seres humanos sin excepción. ( También Carlos Fabra, Rajoy o la Infanta Cristina morirán, aunque se nieguen a ello con especial determinación ) Y dedicó los tres días siguientes a hacer el bien a su prójimo. Pidió perdón a amigos, familiares y vecinos a los que pudiese haber ofendido alguna vez y dio una parte de su dinero, que no era mucho, a Cáritas y otra parte a su madre. Y le dijo a su madre que la quería mucho y que también quería mucho a su difunto padre. Su madre alucinó, pues Aurelio nunca había sido muy dado a manifestaciones de afecto.
Lo asombroso es que pasaron los días, las semanas, los meses y los años y Aurelio seguía vivito y coleando. No lo entendía, era él mismo el que yacía en aquel ataud hacía ya diez años. Y durante esta década de incertidumbre siguió viendo muertos anticipados.
Un día su madre le dijo que tenía que confesarle un secreto. Con mucho misterio le invitó a sentarse a su lado y así le habló:
- Aurelio, no sé el tiempo que me queda de vida porque ya soy muy mayor y...
- Mamá, por Dios!
- No, no me interrumpas, las cosas son así, nacemos y morimos. Verás, yo no te di a luz a ti solo, tuve gemelos, tú y tu hermano Anastasio, pero tu padre y yo éramos muy pobres y apenas contábamos con recursos para sacaros adelante, así que dimos en adpción a Anastasio y nos quedamos contigo.
Aurelio se quedó unos segundos pensativo y fascinado. Finalmente preguntó:
- Y qué ha sido de mi hermano?, supiste algo de su vida?
- Sí, después de mucho tiempo logré enterarme de su paradero, pero murió antes de que pudiese acercarme a él. Tuvo un final trágico el pobrecillo, era policía y le dispararon unos atracadores. Entonces no tuve valor para contártelo, pero ahora...
- Hace diez años?
- Hace diez años.
jueves, 22 de enero de 2015
GILIPOLLAS!!... ( Segunda parte )
Esta historia no iba a tener segunda parte, pero la tiene y por razones obvias.
A la mañana siguiente el gilipollas fue al banco a que le cancelasen la tarjeta y le facilitasen una nueva. La gestión no tuvo otro pormenor que el de obligarle a hacer cola durante un largo rato. Después había quedado con su hija para que le sirviese de intérprete en la comisaría en el momento de formular la denuncia. Como disponía de tiempo, se pasó antes por casa, y entonces se llevó la segunda desagradable sorpresa. El o los ladrones habían vuelto a entrar y el apartamento estaba patas arriba. No me extenderé en los detalles, basta decir que esta vez se llevaron varios frascos grandes conteniendo monedas de uno, dos y cinco peniques, lo que dan de cambio en las tiendas ( posiblemente unas treinta o cuarenta libras ) y lo peor: unos prismáticos que le habían costado 30 libras en una tienda de segunda mano, pero unos prismáticos que tenía en gran estima.
Pero, cómo es que habían entrado otra vez si había dejado la puerta debídamente cerrada?... Enseguida cayó en la cuenta de algo en lo que no había caído el día anterior: en la mochila viajaban también las dos llaves de repuesto de las dos cerraduras. Genial!... Si ya empezaba a levantar la moral, esto se la bajó otra vez.
En la comisaría ( Pendleton Police Station ) tomó nota de los detalles del robo una agente cincuentona muy carnosa y de buen carácter. Al terminar les dijo que una patrulla se presentaría en casa enseguida, que no se ausentasen hasta que llegase. Esto fue sobre las 12 del mediodía. Su hija se fue a casa aburrida de esperar. La patrulla se presentó a las 6'10 de la tarde, cuando el gilipollas ya estaba deprimido a tope. Eran dos policías jóvenes y con buen humor, menos mal. Unos momentos después llegaba su hija, tras superar un atasco, la cual, como ya estaba al corriente de todo, se encargó de hablar con los agentes, mientras el gilipollas entretenía a sus nietos en el coche de su hija, ya que a estos no había podido dejarlos al cuidado de otra persona. Muy realista todo, verdad?
Una hora después, a las 7, se despedían los hombres del orden manchesteriano. En una hora debía llegar el cerrajero para cambiar las cerraduras. Gratuito, por supuesto, un ahorro muy importante para el afectado ( el gilipollas )
El cerrajero llegó a las 8'20. Era un cuarentón rubio de constitución fuerte. ( No viene a cuento, pero así hago volar la imaginación de mis lectoras más imaginativas ) A las 8'30 ya estaban instaladas las cerraduras y obraban en su poder sus respectivos juegos de llaves.
Llamaron de comisaria para explicar que no cogían huellas por no ser de mucho valor lo robado.
El resto de la historia ya se la imaginan, todos los inconvenientes que esto genera en los siguientes dias, los diversos trámites que hay que hacer para ir haciéndose de nuevas tarjetas, etc. Y eso sin poder recuperar las cosas que tenía en mayor estima. Y todo por GILIPOLLAS!!... por dejarse la puerta abierta al bajar la basura.
A la mañana siguiente el gilipollas fue al banco a que le cancelasen la tarjeta y le facilitasen una nueva. La gestión no tuvo otro pormenor que el de obligarle a hacer cola durante un largo rato. Después había quedado con su hija para que le sirviese de intérprete en la comisaría en el momento de formular la denuncia. Como disponía de tiempo, se pasó antes por casa, y entonces se llevó la segunda desagradable sorpresa. El o los ladrones habían vuelto a entrar y el apartamento estaba patas arriba. No me extenderé en los detalles, basta decir que esta vez se llevaron varios frascos grandes conteniendo monedas de uno, dos y cinco peniques, lo que dan de cambio en las tiendas ( posiblemente unas treinta o cuarenta libras ) y lo peor: unos prismáticos que le habían costado 30 libras en una tienda de segunda mano, pero unos prismáticos que tenía en gran estima.
Pero, cómo es que habían entrado otra vez si había dejado la puerta debídamente cerrada?... Enseguida cayó en la cuenta de algo en lo que no había caído el día anterior: en la mochila viajaban también las dos llaves de repuesto de las dos cerraduras. Genial!... Si ya empezaba a levantar la moral, esto se la bajó otra vez.
En la comisaría ( Pendleton Police Station ) tomó nota de los detalles del robo una agente cincuentona muy carnosa y de buen carácter. Al terminar les dijo que una patrulla se presentaría en casa enseguida, que no se ausentasen hasta que llegase. Esto fue sobre las 12 del mediodía. Su hija se fue a casa aburrida de esperar. La patrulla se presentó a las 6'10 de la tarde, cuando el gilipollas ya estaba deprimido a tope. Eran dos policías jóvenes y con buen humor, menos mal. Unos momentos después llegaba su hija, tras superar un atasco, la cual, como ya estaba al corriente de todo, se encargó de hablar con los agentes, mientras el gilipollas entretenía a sus nietos en el coche de su hija, ya que a estos no había podido dejarlos al cuidado de otra persona. Muy realista todo, verdad?
Una hora después, a las 7, se despedían los hombres del orden manchesteriano. En una hora debía llegar el cerrajero para cambiar las cerraduras. Gratuito, por supuesto, un ahorro muy importante para el afectado ( el gilipollas )
El cerrajero llegó a las 8'20. Era un cuarentón rubio de constitución fuerte. ( No viene a cuento, pero así hago volar la imaginación de mis lectoras más imaginativas ) A las 8'30 ya estaban instaladas las cerraduras y obraban en su poder sus respectivos juegos de llaves.
Llamaron de comisaria para explicar que no cogían huellas por no ser de mucho valor lo robado.
El resto de la historia ya se la imaginan, todos los inconvenientes que esto genera en los siguientes dias, los diversos trámites que hay que hacer para ir haciéndose de nuevas tarjetas, etc. Y eso sin poder recuperar las cosas que tenía en mayor estima. Y todo por GILIPOLLAS!!... por dejarse la puerta abierta al bajar la basura.
martes, 20 de enero de 2015
Una vez más... GILIPOLLAS!!
Bajó a echar la basura al contenedor y dejó la puerta sin echar la llave, como era su costumbre. A su regreso se encontró con que le habían robado la mochila. Tras el estupor de los primeros momentos, recordó: "Alguien bajaba del piso de arriba y se paró cuando yo salí de casa; sentí que se detenían sus pasos, pero no le di importancia, no lo relacioné con la posibilidad de que en ese momento pensase entrar en mi casa. Sin duda es un delincuente profesional porque él sí ha relacionado en décimas de segundo: no ha sentido girar la llave en la cerradura y eso le ha impulsado a detenerse porque automáticamente ha imaginado el robo. Luego, con toda seguridad, se ha acercado a la ventana de la escalera para verme salir al portal, y al observar que yo llevaba una bolsa de basura en la mano, ha deducido que debía rodear el edificio antes de regresar a mi casa, pues hay unos trescientos metros entre la ida y la vuelta. Le ha dado tiempo a entrar en mi casa y llevarse lo primero que ha visto: la mochila, pues estaba muy visible, ya que yo acaba de llegar de la calle hacía solo cinco minutos.
Seguidamente hizo un "chequeo" de todas las cosas aue se había llevado el caco: las tarjetas ( bancaria, de la Seguridad Social, bibliotecas... ) dos libros recién sacados de la biblioteca, el periódico del día, un aviso de Correos, una carpeta con currículos y otros documentos, unos cuantos bolígrafos y pilas, blocs con escritos y apuntes diversos, un lápiz de memoria, un cacharrito para pasar las fotos al ordenador, otro cacharrito para comprar la electricidad de la casa... Se consuela pensando que no se han llevado ni un penique ni la cámara de fotos ni el móvil, aunque la cámara y el móvil no valen gran cosa y de dinero siempre lleva muy poco.
Este relato no tiene intriga, no hay sorpresas, no da ningún giro inesperado la acción. Siento defraudar a los señores lectores. Sencillamente se trata de una historia real, de estas historietillas harto cotidianas, el choque habitual entre un raterillo avispado y un gilipollas muy confiado, tan gilipollas que nunca pensó que al dejarse la puerta de la casa abierta, al bajar la basura, le podían robar.
lunes, 19 de enero de 2015
La madre de todas las ficciones
Los aspirantes al título desfilaron por última vez ante el jurado. La expectación era enorme en el Gran Teatro Rey Faisad de Arabia Saudí. Cinco mil espectadores asistían al evento en directo y 180 millones lo hacía desde sus hogares en todo el mundo. La señal televisiva alcanzaba los cinco continentes.
Diez eran los finalistas después de un riguroso proceso de selección. Finalmente, el portavoz del jurado pronunció el nombre del ganador.
- Y el hombre que a partir de ahora será la imagen de nuestro venerable profeta es... Alí Hamey Rassid!
Una estruendosa ovación acompañó a las palabras del portavoz, mientras el elegido, un hombre de unos treinta años nacido en Yemen, avanzó hacia el proscenio del escenario y se inclinó reverencioso ante el público.
Dos meses antes
El profeta Mahoma se apareció a tres ayatolás que paseaban conversando por el jardín de una mezquita. En cuanto se percataron de quién era el aparecido, cayeron postrados de rodillas. Y Mahoma les habló así:
- No quiero que siga derramándose sangre de inocentes. Quedaros con mi cara y elegir a un hombre que se me parezca, y la imagen de ese hombre será mi imagen en la Tierra. He hablado claro?
Y se hizo la voluntad del Profeta, como ha quedado explicado en la primera parte de esta nota.
( Pero esto no es todo. Según un rumor que corre entre los infieles de Occidente, parece ser que Mahoma también les dijo que no le importaba que le hiciesen caricaturas, pero los ayatolás silenciaron esta parte del mensaje. Se dice que ha sido un criado de los ayatolás, que se hallaba en el jardín en el momento de la aparición, el que ha filtrado este dato a Occidente. En la actualidad permanece escondido en algún lugar de Francia porque le han lanzado una fatua para cargárselo por pecador. )
sábado, 17 de enero de 2015
Insuperable prueba anual
Sonriéronse, abrazáronse y acomodáronse en las mulliditas butacas de la cafeteria Bimba. Las tres amigas tenían muchas cosas que contarse. Plácida, Alberta y Purita se reunían todos los años el tercer sábado de Enero para desahogarse mutuamente entre lagrimitas y sonrisitas. Cada una narraba su calvario particular en esta prueba anual de la cuesta de Enero a la que se sometían con verdadero espíritu de sacrificio, pero siempre sin éxito.
Lorenzo, el viejo camarero, tomó nota: Cruasanes, palmeras de coco y de chocolate y tostadas con mermelada y mantequilla, mucha mermelada y mantequilla! Purita pidió también una docena de churros y Plácida unos huevos fritos con tocino.
- Me gusta el desayuno inglés, queridas, ya lo sabeis. - Dijo Purita.
- No te prives, hija. - Le animó Alberta.
Acompañaron la degustación con sendos cafés con leche y pusieron punto final con unas copitas de anís.
Sábado 17 de Enero de 2.015. este año sus básculas habían indicado: 114 kilos Purita, 124 kilos Plácida y 98 kilos Alberta. Su promesa anual compartida de someterse a una rigurosa dieta en Enero para perder veinte kilos había fracasado. Pero lo habían intentado y eso es lo importante, porque lo más emocionante en esta vida es intentar un imposible. Y ya quedaba menos para Enero de 2.016.
jueves, 15 de enero de 2015
Una vida acortada
El fin de su vida era inmediato, duraría a lo sumo unos pocos segundos, quizá un minuto, dos, tres... Incomprensible y desesperante, la vida es cruel, muy cruel!... De todas formas, la vida hubiese sido muy corta para ella porque las de su condición viven muy poco, pero con la imprudencia cometida la acababa de acortar. Una vida corta recortada, qué lástima!... Ningún esfuerzo la libraría de aquel cepo, ya estaba al límite de sus fuerzas. El oscuro domininio de la MUERTE se acercaba a ella a pasos muy rápidos. Vino a la vida para vivir un mínimo tiempo y... regresaba ya a la MUERTE para una eternidad.
"Con lo rica que está la mierda... porqué se me habrá ocurrido a mi acercarme a la miel?!"
Un monstruo gigantesco, un niño humano, se había dejado sobre la mesa su tostada con mantequilla y miel, y la inocente díptera fue a posar sus patas en aquella sustancia pegajosa, demasiado pegajosa para ella!
El niño volvió a la mesa obligado por su madre.
- Que te comas la tostada, Alfredito!
La mosca aún movía debilmente sus alitas.
El niño puso un gesto de horror en su semblante.
- Puag, qué asco, mama, una mosca!
En un espacio del espacio infinito destinado a las glorias de los novelistas, poetas y fabulistas, se oían estos versos del insigne Felix María de Samaniego:
A un panal de rica miel
dos mil moscas acudieron,
que por golosas murieron
presas de patas en él.
Otra dentro de un pastel
enterró su golosina.
Así, si bien se examina,
los humanos corazones
perecen en las prisiones
del vicio que los domina.
martes, 13 de enero de 2015
Una noche en el corral del pecado
Ibrahim y Massud estaban ya cansados de la intolerancia y las amenazas del imán de la mezquita de su barrio. Este no veía con buenos ojos que los chicos bailasen en la discoteca o que flirteasen con cristianas en el parque. Para colmo de colmos un día les condujo a su despacho y trató de convencerles de que debían ir a Siria a combatir junto a sus hermanos del Estado Islámico "para hacerle morder el polvo al Demonio de Occidente"
Ibrahim y Massud estaban tremendamente mosqueados por la actitud hacia ellos de "el viejo barbas", que así era como le llamaban los cristianos y algunos musulmanes "occidentalizados" y con sentido del humor.
Y cierto día un amigo les sorprendió con una pasmosa primicia, revelándoles algo tan fascinante que en un principio no se lo creyeron, más aún: les causó un estupor enorme.
Los dos mozos elucubraron durante varias horas sobre la portentosa revelación. La idea era ver como podían utilizar aquello en su favor, y al final se encendió una lucecita en el cerebro de Massud.
- Oh, esto va a ser demasiado! - dijo Ibrahim.
- Es ni más ni menos lo que se merece - razonó Massud - y nadie sabrá que hemos sido nosotros.
Cuando empezaban a reinar las sombras de la noche, treparon por el muro que comunicaba con aquel corral, el corral del pecado!
Ibrahim se ocultó tras un rosal y Massud en una carbonera, desde la cual, a través de una gruesa rendija en la madera de la portezuela, podía divisar el huerto en su totalidad. Les acompañaban en la espera un burrito, cuatro gallinas y siete conejos. Los conejos vivían en su jaula, como presos de Guantánamo pero sin ser torturados, sólo engordados.
Al cabo de más de una hora, cuando ya creían que su amigo les había engañado, apareció "el viejo barbas", o dicho más claramente: el imán Abdul.
El servidor de Alá dio de comer a las gallinas y a los conejos y tras hacer esto sucedió lo inesperado, lo increible, lo alucinante!... aunque ellos sí se lo esperaban, pues por eso se habían presentado en el corral del gran pecado.
Abdul arrimó una mesa pequeña a la pared por la que habían trepado hacía una hora sus observadores y seguidamente se bajó el pantalón y los calzoncillos, colocándose de rodillas y quedando a la altura conveniente para que "Lucero" pudiese penetrarle.
- Vamos, Lucero, bonito!, vamos, no seas tímido, cariño! ( traducción del árabe )
Lucero no se lo pensó mucho. Cuando alcanzó con sus patas delanteras la mesa, ya se le había puesto la verga como el mango de una escoba. Abdul le facilitó la labor al garañón tomándole el miembro con su mano derecha, mientras que con la izquierda se apoyaba en la pared para no perder el equilibrio, y dirigió dicho miembro hacia su ano. El resto ya lo hizo todo Lucero, limitándose el pasivo santón a dar gritos de lujurioso placer a cada arremetida del jumento gozoso.
Ibrahim y Massud, uno grabándolo en video y el otro haciendo fotos, consiguieron un estupendo reportaje de la unión carnal entre el noble bruto y el embrutecido sectario.
Fotos y video, ni que decir tiene, saltaron a las redes sociales esa misma noche.
Pobre hombre!, ahora se encuentra oculto en algún lugar del planeta. El ayatolá Jomeimiliki ha jurado que le cortará el pene y se lo arrojará a los perros, después ordenará que le den cien latigazos y finalmente lo ahorcará. Pues ya lo ven ustedes, esta gente no se anda con chiquitas.
sábado, 10 de enero de 2015
La historia oficial.
Y fueron felices y comieron perdices.
Hasta aquí la crónica oficial, lo que se permitió publicar, pues en las monarquías absolutas no se permite publicar lo que sucede de verdad.
Al poco de casarse tuvieron la primera bronca matrimonial, y él llegó a levantarle la mano. En la segunda bronca matrimonial, él la pegó, y lo hizo con verdadera contundencia, tanto que la dejó el rostro irreconocible.
Hermelinda no salió de sus aposentos durante mucho tiempo para que sus subditos no la vieran en tan lamentable estado. Los comunicados de los heraldos y los pregones de los pregoneros hablaron de que la princesa reposaba en su lecho para recuperarse de unas fiebres.
El príncipe Crisfulio estaba terriblemente enojado porque su princesa no le daba un heredero, hasta que su padre, el rey Solfronio, le aconsejó que se acostase con una cortesana y tuviese un bastardo con ella. Así lo hizo.
La cortesana Bascalisa dio luz a un hermoso niño al que hicieron pasar por hijo de la relación entre Crisfulio y Hermelinda. A Bascalisa la mataron de un hachazo para que no pudiese revelar que el niño era suyo.
Hermelinda amenazó con descubrir el juego y también fue asesinada, "se cayó por una escalera al pisarse la falda", dijo la nota oficial. La verdad es que la empujaron y luego la dieron con un palo en la cabeza para rematarla.
Hubo luto oficial durante una semana.
Al año siguiente Crisfulio contrajo matrimonio con la Condesita Oliguria, hija de los Condes del Candado, "después de un apasionado romance" ( nota oficial )
Y fueron felices y comieron perdices. ( nota oficial )
jueves, 8 de enero de 2015
Sueños de adolescencia.
Era una conversación de adolescentes. Paquito y Toño paseaban por el muelle de regreso a sus casas. El viento hacía remolinos y las gaviotas chillaban. Las viejas rederas arreglaban los desperfectos de las artes de pesca y el sol descendía pausadamente como cada día. Ambos cargaban con sus maletas llenas de libros. Venían del colegio. El tema de la conversación versaba sobre su futuro.
- Pues yo quiero ser médico, - dijo Toño - pero mis padres son pobres y no pueden mandarme a la Universidad, así que no tendré más remedio que ser alguacil, como mi padre, o tonelero, como mi tío Raimundo. Y tú, Paquito, vas a ingresar en el seminario por fin?
- Bueno, eso es lo que le gustaría a mi madre, que ya sabes que es muy religiosa, pero estoy tratando de convencerla de que me permita ser militar. La milicia me tira más que la religión.
Paquito era un chico de pocas palabras, por lo cual Toño se maravilló al oirle soltar una parrafada tan larga.
Pocos meses después Francisco Franco ingresaba en la Academia Militar de Toledo. Su sueño empezaba a cumplirse a la vez que otro sueño de su infancia se evaporaba:
"Ya jamás llegaré a desfilar bajo palio, carallo, y cuidado que me habría gustado!"
Ah, pero la vida da muchas vueltas y bien lo saben ustedes, queridos lectores.
sábado, 3 de enero de 2015
Mendigo atípico acojona a caballero rumboso.
Se dirigió a él con una flamante sonrisa, mostrándole un abultado sobre y haciendo señal para que lo cogiese.
- Tome esto, buen hombre, es para usted!
Pero el buen hombre desconfió.
- Qué es?
- Dinero, por supuesto, para que pase una buena noche, una noche feliz!... quizá la noche más feliz de su vida!... y aún le sobrará dinero para otros días porque en este sobre hay 2.000 euros.
- Lo siento, no acepto dinero de desconocidos, he recibido una buena educación.
- Caray, pero no es usted un mendigo?!
La sorpresa del dadivoso caballero fue mayúscula. Era la tarde previa a la Noche Buena y aquel mendigo se negaba a recibir su generosísimo óbolo.
- Soy mendigo pero honrado, hostias!, no soy un corrupto, tengo mi clientela y acepto limosnas dentro de los límites que marcan la moral y la decencia cristianas. Métase su dinero por el culo, facineroso, hijo de puta!... Venga, largo de aquí!, márchese antes de que llame a un guardia!
"Oh, Dios, se trata de un mendigo gilipollas o de un fanático de la honradez?!... Bueno, más bien se tratará de ambas cosas", pensó el hombre generoso, y salió pitando antes de que a aquel extraño bicho humano le diese por agredirle.
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