lunes, 22 de diciembre de 2014

Tiranos contra cómicos.









Las bombas volantes V2, un ingenio armamentístico nazi, estaban causando estragos en Inglaterra. Londres, principalmente, vivía bajo el terror constante de la amenaza nacional socialista. Pero el diabólico Hitler tenía reservada otra fatídica sorpresa: una nueva bomba voladora ( años más tarde se conocería como "misil" ) capaz de atravesar el Atlántico y destruír objetivos estadounidenses.
Y así fue.
Y el monstruo del bigotillo ridículo quiso que la primera desgracia en Norteamérica tuviese lugar en el plató de rodaje de "El Gran Dictador" La razón era obvia: el director y protagonista de esta película, al que curiosamente había copiado el monstruo su absurdo bigotillo ( el del cómico era postizo y lo usaba para la comicidad ) se había empeñado en hacer una sátira de él, de él mismo!, del propio Hitler!, del hombre más terrorífico de Europa!...
Charles Chaplin, un simple cómico, osaba poner en entredicho al "invencible" Hitler, como en otros tiempos lo hiciese Quevedo con el todopoderoso Conde Duque de Olivares. ( Y así le fue a Don Francisco, ya lo saben ustedes )
Pero la suerte de Chaplin y su equipo de rodaje fue peor todavía, pues las V3 arrasaron el plató del Gran Dictador causando la muerte instantánea del genial cómico inglés y de cientos de trabajadores de la película: actores, productores, figurantes, técnicos, personal de servicios...

Hasta aquí todo es ficción, señores lectores. Y a partir de aquí la realidad: Lean ustedes los periódicos y sabrán lo que ha ocurrido entre el regimen totalitario de Corea del Norte y la multinacional Sony Pictures Entertainment porque esta última se ha atrevido a rodar una película en la que se satiriza al gordito cabezón que lidera un país ( de "stalinismo hereditario" se conceptúa a este regimen ) con cientos de miles de presos politicos pasándolas putas en campos de concentración.

Obama ha prometido venganza. Esperemos.

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