miércoles, 5 de marzo de 2014
Uno a uno y sin prisas ( 41 )
Todo bien, mi teniente?
- Todo bien, Jiménez, este capullo ya no nos va a molestar.
Decidió no comentarle a su subordinado la bravuconada final del periodista, precisamente porque la consideró eso, una bravuconada, una salida de tono para mosquearle. Aunque lo cierto es que, en parte, lo había conseguido. "Será posible que este desgraciado tenga alguna información sobre los asesinatos?... No, no creo que sea tan imbécil como para ocultar información y encima decírmelo. Sabe que se arriesga a una condena"
El día siguiente amaneció esplendoroso, cielo azul intenso y una temperatura agradable, no demasiado calor, como muchos días bonacibles del estío en la Cornisa Cantábrica. Para el inspector Madero fue un día esperanzador, pues a la tranquilidad actual que le brindaba el verse libre del periodista degenerado, se sumaba una buena noticia del agente especial Morris: Ya había conseguido identificar a la novia en Veracruz del presunto asesino de Joaquinillo, Nelson Caldera. La mujer, cuyo nombre era Angeles Gutiérrez, estaba en paradero desconocido, pero en breve alguien iba a proporcionarle fotografías suyas, y en cuanto este las escanease, las recibiría en sus ordenadores la Guardia Civil.
Se ilusionó Madero ante la halagüeña posibilidad de disponer de un hilo del que tirar. Si la tal Angeles Gutiérrez había convivido con Nelson Caldera, quizá podría aportar algo sobre el motivo del viaje de este a España y de su extraña incursion en Valdurriales. Podría realmente?... o era ajena a las "andanzas internacionales" de su novio?
Su buen estado de ánimo le impulsó a tomar del brazo a su mujer e irse a cenar a la Marisquería La Dársena, y después a ver una película del festival en los multicines Cantabria, y terminarían pasando una buena noche de matrimonio feliz entre sábanas, pues a fin de cuentas el día siguiente era domingo y podia permitirse un respiro en su trabajo.
Aunque la vida de un agente está expuesta a mil imprevistos con sus respectivas emociones, en esos momentos el inspector estaba lejos de imaginar que le iban a chafar sus dulces sueños de madrugada. Una serie de acontecimientos nuevos iban a producirse enseguida.
( Continuará )
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Hola, Doña Leona!
ResponderEliminarYa la escribo con más calma. Estoy en el Instituto Cervantes y me he quitado varios muertos de encima, trabajos que tenía que haber hecho ayer cuando me llevé el sorpresón de que habían cerrado la biblioteca. La verdad es que, a estas alturas de mi vida internáutica, prescindir algún día de la informática es un enorme fastidio. Supongo que pensarán tres cuartos de lo mismo los adictos al coche, a las tragaperras, a la televisión o a las adivinanzas. No hablo de "adicciones fuertes" porque ese ya es otro cantar. Pues nada, estoy en la recta final de la mini conferencia que tengo que dar el viernes en clase sobre una celebridad. He elegido a Cervantes. Aunque se trata sólo de unos pocos minutos, es la hostia para alguien que tiene un nivel ridículo de inglés como es mi caso. El mismo viernes tengo otra cita con el médico para que me vuelva a tocar los huevos. Realmente no me ha curado la nueva medicina, y estoy peor, tanto que dejé de tomarla. Estoy muy mal de la próstata y tengo serios problemas con el sueño. Ya ve qué bonito todo. Y mañana tengo que acudir por obligación a una especie de mercado de trabajo que se organiza como todos los años en el estadio del Manchester City. Para no aburrirse.
Seguimos en contacto, buena mujer.
¡Hola, Iñaki!
EliminarEso de quitarse muertos de encima suena sospechoso si nos atenemos a su afición novelesca en que los cadáveres salen como setas en otoño, je je je...
Estoy segura de que su conferencia será muy aplaudida por corta que sea. Ya sabe que lo bueno, si breve, dos veces bueno. Exceptuando las narraciones, claro, estas, cuanto más largas, más diversión.
Ha hecho bien -a mi parecer- en dejar de tomar la medicación si se encontraba peor. A mí me pasó, creo que se lo conté, descubrí que varios medicamentos eran incompatibles con otros, de ahí sufrir tantos dolores que parecía un acerico al que clavasen alfileres constantemente.
Me sabe mal que se encuentre así.
En fin, ajo y agua :(
Que le sea leve, amigo mío.
A la tarde daré la "conferencia" en clase, ya le contaré, ahora subo al medico. Acabo de comentarle arriba y ya estoy casi sin tiempo, después de "recorregir" las faltas en el capítulo de hoy. Quedan quince días de suplicio hasta que reabran la biblioteca del centro de la city. Hasta luego!
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