lunes, 30 de diciembre de 2013
A donde no llega la memoria
Los años pasan volando, como el viento, como los ciclistas en el sprint final...
Ya han pasado más de sesenta años volanderos. Supongo que se divirtieron, que se tomaron algunas copitas, que engulleron algunos manjares... Supongo que me miraron de vez en cuando e hicieron algún comentario de interrogante profética, "qué sera de mayor?", o de ternura de clan familiar, "a quién se parece más?"
Sí, puede que se permitiesen algún gasto extra porque ese año se habían terminado, por fin, las cartillas de racionamiento.
Pero no recuerdo nada, absolutamente nada, porque cuando eres tan poca cosa no se te graban las imágenes ni las palabras en la memoria.
Han llovido mares desde entonces. Se han trasegado millones de copas de anises y champanes. Se han ingerido sopotocientas docenas de las doce uvas. Se han estirado y encogido los matasuegras repetitivamente en infinidad de hogares, cabarets, discotecas... Han sonado de lo lindo zambombas y panderetas y nadie se ha cansado de decir "saca la bota María que me voy a emborrachar", aunque casi se nadie se emborrache ya con una bota de vino.
Puede que muchas de estas cosas sucediesen muy cerca de mi. Es posible, muy posible. Tan posible como que mi madre me miró muy amorosamente.
Pero no recuerdo nada de aquella noche. De mi primera Noche Vieja. Sólo tenía cuatro meses y dos días.
Dedicado a todos mis amigos blogueriles y feisbukianos. Que paseis una felicísima Noche Vieja y que 2.014 solo os traiga cosas buenas. Amén.
viernes, 20 de diciembre de 2013
Navidades malditas ( 4 )
"Ya eres de piedra"
La vieja castañera se resistía a dejar la esquina en donde plantaba su carrito de castañitas calientes todos los inviernos. Se las traían especiales, de un pueblo de Galicia, las más gordas y sabrosas.
Ernestina, su mejor amiga, siempre se lo recordaba: "María Rosa, hija, que esta esquina es muy traicionera por los vientos y tú no eres de piedra. Ya verás, cualquier día pillas un frío y te quedas tiesa" Y María Rosa solía responder: "Yo no puedo quedarme en casa, hija, me moriría de soledad, ya no me queda nadie, y por lo menos estando aquí hablo con los clientes"
La vieja castañera ya había cumplido 75 castañas, y de ellas casi 40 "haciendo la calle" honradamente, permanentemente expuesta al frío y a los vientos.
Los cuatro jovenzuelos, cargadísimos de alcohol, se lanzaron por la Calle Mayor en el potente cochazo del padre de uno de ellos, sin respetar semáforos, luciendo gorritos de cotillón, soplando "matasuegras" y bebiendo a morro en botellas de champán. Y sucedió lo que tenía que suceder o algo peor. El coche se salió de la calzada y arrastró treinta metros el carrito de castañas y el cuerpo de la vieja castañera. A los cuatro borrachos no les pasó nada, pero la infeliz mujer terminó allí su vida.
Un año después, en estas mismas fechas navideñas y en la misma esquina, se inauguró el monumento en homenaje "A María Rosa, nuestra querida castañera, y a todas las castañeras de España"
Durante la ceremonia se cortó el tráfico por si algún coche se salía de la calzada y atropellaba al alcalde o a cualquier otro pez gordo.
Ernestina habló en voz alta y unos niños se rieron porque a los niños les resultan muy graciosos los mayores que chochean. Ernestina dijo: "Hala, ya te pueden echar a ti todos los vientos que quieran, que ahora eres de piedra"
Los jovenzuelos no pisaron la cárcel porque un buen abogado, amigo del padre de uno de ellos, les resolvió la papeleta.
Y ahora la gente se queja de que ya no hay castañas como las que vendía María Rosa.
jueves, 19 de diciembre de 2013
Navidades malditas ( 3 )
No hay Reyes Magos para todos los niños.
Miré hacia el otro lado de la ría, donde se veían todos los puntitos de luz que eran las ventanas de las casas de Portugalete. Cientos de luces. En la margen izquierda debía haber miles de casas, miles de luces, miles de niños... No era posible que los Reyes Magos pudiesen visitar todas las casas en una sola noche. A mis cinco o seis añitos ya era consciente de lo que duraban los minutos y las horas y tenía una idea aproximada de las distancias geográficas. Y allí a lo lejos estaba Bilbao y en la otra punta Santurce y Ciérvana. Y se suponía que existían muchos más pueblos y ciudades más allá de Bilbao y del País Vasco. Cómo se organizaban los Reyes Magos para estar en todas las casas en una sola noche? Era imposible!
Estas divagaciones se me fueron de la cabeza en cuanto advertí que ya llegaban los Reyes Magos. Sus Majestades venían a caballo, cada uno montado en su caballo en aquella cabalgata que se celebraba en Lamiaco, Las Arenas. Desde entonces no he podido entender que los Reyes desfilen en carrozas y mucho menos en carrozas de firmas comerciales, como si fuesen más importantes las grandes tiendas que los mismísimos Magos de Oriente. En el Nacimiento que poníamos en mi casa, Melchor y Gaspar iban a caballo y Baltasar en un camello. El rey favorito de mi hermano mayor era Baltasar y por eso yo también le convertí en mi favorito.
Hoy en día ya tengo respuesta para aquella atormentadora pregunta de mi infancia: Sencillamente, los Reyes Magos no disponen del tiempo suficiente para visitar todas las casas del mundo. Hay millones de niños en el mundo que no conocen a los Reyes Magos, y tampoco conocen al Papa Noel, ni a Médicos del Mundo, ni a los Payasos sin Fronteras... Pero si conocen a los esclavistas, a los demenciales reclutadores de niños soldados, a los aberrantes explotadores de niños prostitutos y niñas prostitutas, a los domadores con látigo de niños mineros, a los repulsivos y miserables traficantes de órganos de niños...
martes, 17 de diciembre de 2013
Navidades malditas ( 2 )
Carlitos y el sexo.
Carlos tenía ya 29 años pero le llamaban "Carlitos" porque su mente era la de un niño de 8 o 9 años. Carlos era lo que se dice hoy en día un "discapacitado mental", pero entonces era simplemente "el tonto del pueblo"
Estamos en 1.937 en un pueblecito llamado Cabañal del Río. Hace unos pocos días que se han alojado en las humildes viviendas y en otras casas del monte los voluntarios de un destacamento de las Brigadas Internacionales que luchan contra los moros y los legionarios del ejercito rebelde.
Thomas Campbell, un cocinero de Manchester, ha tenido una brillante idea y consigue llevarla a la práctica esa noche, 24 de Diciembre, Noche Buena. Consigue hacerse con un pyjama rojo y un raído gorro, algo parecido a una barretina. Completa el disfraz con una barba de fabricación casera elaborada con algodones y unida a su cara con esparadrapos. "I am Santa Claus, jo, jo, jo!", exclama mientras hace sonar un cencerro y les regala a los niños del pueblo caramelos, chocolatinas y chorizo, todo ello con el debido permiso del capitán de su compañía. Los niños se ríen de tal esperpento valleinclanesco, y es que no les suena de nada eso de "Santa Claus" y jamás han visto a un adulto hacienda el tonto de esta manera, pero no le tiran piedras como a Carlitos porque les regala dulces y ellos saben que "no deben morder la mano que les da de comer"
Pero Campbell también busca otra cosa, desea ansiosamente un mocito que sea receptivo a su requerimiento sexual. Y lo consigue. Sin que nadie se percate de la maniobra se lleva al niño- hombre Carlitos hasta el pinar que hay detrás de la iglesia de San Martín. Mientras Carlitos consume con deleite las chocolatinas, Campbell le besa fogosamente y le acaricia la entrepierna. Después le desabrocha los botones de la bragueta y consigue desanudar la cuerda que le sirve de cinturón. Enseguida el deseo se hace recíproco. A Carlitos le está gustando lo que le hace el simpatico soldado y este termina chupándole el miembro y provocándole una eyaculación.
La huída del pueblo de los brigadistas coincide con el avance imparable de las hordas franquistas. Cabañal del Río es tomado por los facciosos en un plisplás, pues sus escasos habitantes no tienen capacidad para resistir, pero esto no impide que corra la sangre en el pueblo, especialmente frente a la tapia del cementerio. Alcalde y concejales del ayuntamiento "rojo" son fusilados sin ningún miramiento, así como el maestro y varios vecinos denunciados por su afecto a la República.
Carlitos acude todas las tardes al pinar porque se siente bien recordando el único lugar en el que ha sido feliz, donde por primera vez alguien le ha regalado dulces, le ha besado y le ha provocado un gozo maravilloso, desconocido para él hasta ese momento.
Y esa tarde ocurre algo muy malo. Le ha seguido disimuladamente hasta el pinar el sacerdote castrense capitán Bernárdez. Carlitos se está hacienda una paja, pensando en el sabor de la chocolatina y en la lengua del hombre del pijama rojo chupándole el sexo, cuando de pronto una mancha negra se abre paso entre los arbustos y avanza hacia él gritando rabiosamente:
- Pecador!... Lujurioso!... Marrano!... Al Infierno vas a ir de cabeza, bicho inmundo!
Y dicho esto descargó un fortisimo puñetazo contra la boca del pecador, haciéndole saltar varios dientes.
Avanzaban el Fascismo y la Iglesia, unidos por la Gracia de Dios, banderas al viento, "reconquistando" una tierra que habría de ser la "reserva espiritual de Occidente" durante cuarenta años.
lunes, 16 de diciembre de 2013
Navidades malditas ( 1 )
El arbolito navideño.
Siempre le había parecido una bobada lo del arbolito navideño, pero su parecer no contaba ya, en estos momentos se imponía la ilusion de sus nietos.
Paquito y Esther ya tenían cuatro y cinco añitos y le habían pedido un arbolito para adornar la Navidad.
Tiró para el monte con el hacha en la mano, muy contento al pensar en las caras de gozo de las criaturas cuando le viesen regresar con el anhelado arbolito. Sabía que en el mercadillo del pueblo los vendían artificiales, y los chinos también, pero su lógica de hombre muy mayor rechazaba tal aberración. Qué necesidad había de fabricar árboles de plastico? También sabía que estaba prohibido cortar árboles del monte. "Bueno, a quién puedo hacer daño cortando un arbolito?"; "Y todos esos árboles que bajan los camiones de los madereros?; Quién se está haciendo rico llevándose los árboles de nuestro pueblo?; Quienes hemos ayudado siempre a apagar los incendios?; Pues nosotros, los del pueblo!... Su lógica era absoluta. El acebo es un árbol que crece muy rápido, enseguida se repuebla el monte. Qué daño podría hacerle a nadie el hecho de que se llevase un arbolito para hacer felices a su Paquito y a su Esther?
Y felicísimos se mostraron los niños cuando el abuelito llegó a casa con el pequeño acebo. Pero, a la mañana siguiente, el buen hombre se llevó una desagradable sorpresa, fue citado a declarar en el cuartelillo de la policía municipal.
- Las normas están para cumplirlas, Alejandro, lo siento mucho pero tengo que ponerte una multa - le dijo el jefe de la policía municipal.
- Joder, Ramón, un simple arbolito...
- Ya, pero la ley es la ley...
- Oye, yo subí al monte casi al anochecer, no había nadie por esos caminos. Quién me ha denunciado?
"Esto no ha salido de mi boca" - fue la advertencia del jefe después de revelarle que el "chivato" había sido Nicolás, el guarda forestal.
En la Noche Buena lucía el arbolito con sus muchas lucecitas de diversos colores, las bolas y todos los adornos que habían puesto los nietos y el abuelo sobre sus frágiles ramas.
María, hija de Alejandro, llamó a la familia para que se fuesen sentando a la mesa, al tiempo que disponía sobre la misma los entremeses y la ensaladilla rusa.
Sólo los niños eran felices en esta noche entrañable. Alvaro, yerno de Alejandro, se había peleado en el bar con el hijo del "chivato" Nicolás. María y su hermana Pili casi terminan tirándose de los pelos con Vicenta, nuera de Nicolás. Alguien pintó con letras gordas en la puerta de la casa de Nicolás: "Chivato" Fueron unos días muy desagradables.
María, sin dejar de servir la ensaladilla rusa en los platos de los niños, preguntó a su padre:
- Papá, quieres que ponga la tele más alta?... Vas a escuchar el mensaje del Rey?
Al no obtener respuesta, volvió el rostro:
- Papá, me estás oyendo?... que si quieres que pon... papa!, papa!... Oh, no, Dios mio!
Demasiado castigo para su debilitado corazón, y precisamente en las mismas fechas en las que solo un año antes, dejó esta vida su esposa Carmen. La tristeza y el desencanto se aliaron en la Noche Buena contra el bueno de Alejandro, un hombre que no entendía algo tan "lógico" para los demás como que los árboles navideños tienen que ser de plástico.
viernes, 13 de diciembre de 2013
Sutil venganza
- Hice lo que debía hacer, Emerancio, lo que me dictó la conciencia.
- Vete a la mierda!... Qué, sigues follándote a las niñas de quince años, hijo de puta?!
- No te consiento que me insultes por mucho que me odies, y te advierto que no tienes ninguna prueba para acusarme de lo que dices.
Respiró aliviado el "ministro del Señor" al ver que entraban en la sacristía las catequistas Aurora y Dominga y el viejo beatorro Don Restituto. Habían acudido disimuladamente al sospechar que el hombre que acompañaba a Agustín no era trigo limpio.
- Muy buenas, señores! - exclamó Emerancio como si hubiese estado esperándoles - Je, je, yo ya me voy, muy buenas tardes a todos. Por cierto, qué hora es?, ah, sí! - observó el reloj de pared de la sacristía - las cinco y diecisiete de la tarde, y hoy es sábado 14 de Diciembre, no? - E hizo mutis dejándoles con un palmo de narices.
A la misma hora y a trescientos kilómetros de distancia ardía por los cuatro costados la hermosa casa rural de los ancianos padres de Agustín, afortunadamente sin que ellos estuviesen dentro, eso lo tuvo muy claro Emerancio el Vengador.
Para despistar, el pirómano Claudio Botijero "El Sapo" ( por sus ojos saltones ) dejó una pintada en una tapia cercana: "PRA" ( siglas correspondientes al Partido Rural Armado ) Todo esto se lo habían estudiado muy bien El Sapo y el Emerancio en sus largos años de cárcel. Este ultimo le había oído decir a Agustín: "Mis padres se morirían de tristeza si tuviesen que abandonar su casa.
La policía aplicó la ley antiterrorista a varios militantes del PRA, pero nada de nada. "Si no supiese que han sido ellos, creería que son inocentes por lo bien que lo niegan", dijo un sagaz madero torturador.
Jamás detectaron la participación de Emerancio y El Sapo. El Sapo, además, no fue visto y se evaporó al momento. El cura Agustín supo desde un principio que la autoría era del hijo de puta de Emerancio, pero esta vez no había un gorrito de Papa Noel con huellas dactilares.
"Pues sí que ha espabilado en la cárcel el muy cabrón!"
jueves, 12 de diciembre de 2013
Sorpresivo reencuentro
( Viene del post anterior )
Emerancio Campijano se convirtió en uno más de los asesinos en libertad gracias a la condena del Tribunal de Estrasburgo a la "Doctrina Parot"
El cura Agustín estaba receloso, temía que en cualquier momento se presentase ante él su viejo feligrés. "Por muy tonto que sea, pues Emerancio nunca se distinguió por su inteligencia, en veintitrés años ha tenido tiempo de sospechar que fui yo el que le delató"
Pasados unos días de la puesta en libertad de Emerancio, Agustín bajó la guardia. "Creo que está siendo sensato, no quiere cometer la torpeza de dejarse ver por aquí"
Pero, un domingo por la mañana, mientras oficiaba misa, a Agustín por poco se le cae el copón con la "sangre de Cristo" al suelo al ver al viejo Emerancio entrar en la "Casa de Dios"
Nervioso y no presagiando nada bueno, aceleró la misa con la intención de enterarse cuanto antes de qué pretendía aquel carcamal respecto a su persona.
Efectivamente, eso era ahora Emerancio, un carcamal, un vejestorio. Al carcamal que le miraba en silencio en la sacristía, mientras se quitaba sus vestiduras sagradas sin quitarle un ojo de encima, daba la impresión de que sólo le quedaban dos o tres telediarios. Emerancio Campijano había envejecido muy mal.
( Continuará Dios mediante )
miércoles, 11 de diciembre de 2013
El gorrito de Papa Noel
Estaba totalmente desnuda, tal y como su madre la trajo al mundo, pero con más curvas y vello, además de algunos tatuajes, no en vano había cumplido ya 32 abriles, y otro detalle: un gorrito de Papa Noel cubría su cabeza. Así se promocionaba ella en el oscuro mercado sexual bajo el cielo de la city. Era una de las prostitutas que ejercían su oficio en aquel parque durante la noche.
No se apreciaron signos de violencia hasta que el inspector Churriguera le quitó el gorrito.
- Aquí está la respuesta - Dijo mirando a su ayudante López - ha sido golpeada con algún martillo, piedra... vete tú a saber! ( A Churriguera le sonaba muy novelera la expression "objeto contundente" )
- Y se han molestado en ponerle otra vez el gorrito?
- Hay gente con un macabro sentido del humor.
Emerancio era católico practicante. Le confesó a Agustín ( nadie llamaba ya "padre" a los curas jóvenes ) que había matado a una prostituta en el Parque de Oriente. Pensó que con decir eso ya se había ganado la absolución, pero Agustín le exigió que le explicase el motivo y le diese detalles. Al final terminó confesando con más autenticidad.
- Se rió de mi cuando me vio el pene porque lo tengo muy pequeño. Yo no quería matarla, sólo asustarla, pero se me fue la mano con la piedra. - Lo dijo hecho un mar de lágrimas - Estaba bebido, Agustín, yo no soy un asesino!... Me dio tanta pena al ver la cabeza aplastada, que la volví a poner el gorrito de Papa Noel. Se lo había quitado al principio para mostrarme su hermosa melena negra.
Agustín no era un cura convencional y, según su particular código ético, ante algo tan sumamente grave el sacramento de la confesión dejaba de ser "sagrado", así que se lo contó a la policía.
Emerancio se asustó mucho al recibir la visita policial, pero no quiso soltar prenda porque no tenían pruebas para incriminarle, había arrojado la piedra a un estanque muy profundo y a la chica no llegó a tocarla.
Al inspector Churriguera le dio un poco de asco aquel imbécil. Le miró con una sonrisa cruel antes de hablarle.
- Hemos encontrado sus huellas dactilares en el gorrito de Papa Noel.
Emerancio enmudeció durante un rato. Finalmente preguntó:
- Cómo han llegado ustedes hasta mi?
Churriguera mudó su sonrisa cruel en una sonrisa sarcástica, osea: lo mismo de cruel.
- Ah, amigo, los caminos del Señor son inescrutables!
viernes, 6 de diciembre de 2013
Noche de ratoncitos con final feliz
Se durmió como un bendito porque todos los niños se duermen como unos benditos, eso dicen. Pero tuvo una pesadilla muy extraña Claro que, todas las pesadillas son extrañas, incluídas las extrañas pesadillas infantiles. El Ratoncito Pérez se daba besitos con Minnie Mouse, muchos besitos. Y entonces apareció Mickey Mouse y se enfadó un montonazo. El Ratoncito Pérez echó a correr y Mickey corrió detrás de él. Y a Minnie Mouse le dio por reírse. Qué tonta! Y entonces aparecieron los ratoncitos Pixie y Dixie y también se mondaron de risa. Y entre todos hicieron un corro y empezaron a girar y a brincar porque aquello era el corro de las patatas.
"Al corro de las patatas... comeremos ensalada... naranjitas y limones... lo que comen los señores... alupé, alupé, sentadito me quedé!"
Y la pesadilla se convirtió en un sueño dulce y muy animado en el que aparecían más y más ratoncitos y se engrandecía el diámetro del corro de las patatas.
Y el niño se despertó. "Jo, qué chulis los ratoncitos!" Y miró debajo de la almohada para ver si estaba su sorpresilla esperándole. "Oh, sí, aquí está!" Allí estaba, en el mismo lugar en donde había dejado el dientecito. Era un sobrecito, lo abrió y... "Yupi, un billete de cinco euros!, podré comprar la piruleta de fresa, una bolsa gigante de palomitas de maiz y las chocolatinas con cromos de las Aventuras de la Capitana Indestructible, pero..." - una gran duda le asaltó de pronto - quién de todos los ratoncitos sera el que me ha traído los cinco euros?" Una duda realmente angustiosa, porque también los niños pequeños tienen dudas angustiosas. Pero la angustia duró muy poquito, enseguida encontró el camino correcto para despejar la duda: "Se lo preguntaré a mamá porque mi mamá lo sabe todo, todo, todo, todo!"
Suscribirse a:
Entradas (Atom)